Toluca/Estado de México
Fátima Varinia Quintana Gutiérrez cumpliría 20 años el 4 de junio; sin embargo, fue víctima de feminicidio en el 2015, dejó de ser el sol cálido y resplandeciente que significaba para sus padres y su ausencia se convirtió en el dolor más grande por superar, de acuerdo con Lorena Gutiérrez.
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Frente al memorial de la pequeña, instalado en la Plaza González Arratia, en Toluca, grupos feministas y familiares de la niña asesinada a los 12 años conmemoraron su cumpleaños.
Lorena señaló que, a raíz del asesinato de su hija, su familia quedó en pedazos, pues emprendieron la lucha por la justicia y en ese andar, falleció por una negligencia médica su hijo Daniel:
"A mi otra hija e hijo, a mis nietos, el estado no les garantiza seguridad, no les asegura contención emocional. Exijo justicia para todas las que sufrimos y luchamos por nuestras hijas e hijos asesinados o desaparecidos. En México, las familias víctimas de feminicidio no contamos con garantías para reconstruir nuestra vida", lamentó.
"Mis hijos (Fátima y Daniel) fueron profundamente amados y felices, tuvieron una niñez feliz, algo muy difícil de lograr en este país. Pero la desgracia llegó para ensombrecerlo todo, las frías alas de muerte rodearon a nuestra familia para no irse jamás. El día que asesinaron a mi niña, no solo se fue ella, sino que nos dejaron en pedazos a los demás", expresó.
Dijo que hallarla sin vida dentro de la zanja, cubierta por ramas y en pedazos su cabeza, la dejó marcada de por vida:
"Mientras mi alma se moría, seguí caminando hasta llegar a la carretera Naucalpan-Toluca, pero mi hijo Dani tuvo la entereza para verla sin vida y esa imagen aterradora se quedó en él".
Lorena Gutiérrez afirmó que el terror de ser una familia víctima de feminicidio, desplazados por el temor de las amenazas perpetradas en su contra durante la audiencia dentro de los juzgados del Poder Judicial por parte de los familiares de los feminicidas los hicieron comenzar de cero.
El 24 de noviembre del 2020, dijo, su hijo Daniel presentó síntomas graves de salud, pero incluso con todos los intentos, no lograron atención oportuna:
"Debido a las amenazas de muerte de José Juan Hernández Tecruceño, fue que tuvimos que salir del Estado de México, con una medida de protección en Nuevo León, pero no tuvo atención mi hijo, diagnosticaron ansiedad y no repararon que explotó una úlcera".
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