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En lo que va del año, en el Estado de México hay un registro de 80 personas muertas y más de 65 heridas por explosiones de polvorines en donde se preparan juegos pirotécnicos, en su mayoría de forma irregular o en espacios que incumplen con la normatividad para prevenir incidentes.
Las cifras no son oficiales, sino la sumatoria de diversas áreas de atención de las emergencias, puesto que el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (IMEPI), encargado de regular a los productores de juguetería, no brinda información sobre las estrategias de combate a la informalidad de dichos artesanos y tampoco sobre la totalidad de los casos ocurridos en 2017.
El secretario General de Gobierno, José Manzur Quiroga, explicó que no hay un incremento en el número de incidentes registrados, sino que a través de las redes sociales hay mayor difusión. Añadió que si bien hay operativos coordinados con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para inhibir la producción y venta de material pirotécnico sin regulación, muchos casos que derivan en explosión ocurren en hogares a donde está impedida la autoridad para ingresar.
“Hay pueblos enteros que se dedican a esta actividad, es como si dijéramos: hay que hacer menos periódicos porque mataron a un periodista. Sí es un riesgo permanente que se tiene, pero todo lo que está controlado por Sedena no tiene ningún problema –normalmente–. Lo que pasa es que son talleres clandestinos adentro de una casa en donde la autoridad no tiene derecho de entrar”.
Ejemplificó que si bien hay una denuncia sobre alguna irregularidad, al ser el interior de un domicilio, no hay opciones para detener a los responsables. “La bronca son los domicilios particulares, donde la gente sabe que está corriendo un riesgo, cientos de miles de casas habitación tienen este problema. Es un corredor que va de Tultepec hasta Zumpango”.
Por su parte, Francisco Javier Rodríguez Abarca, como nuevo Coordinador Estatal de Socorros en la entidad, informó que en los 17 eventos que tiene reportados, van desde donde los cohetones generan daños menores como lo ocurrido en Tultepec, donde el incidente arrojó como resultado una persona muerta y dos más heridas, hasta explosiones como en el Mercado de San Pablito.
Reveló que muchas veces la estadística de fallecidos miente porque: “no se encuentran los cadáveres o los involucrados ocultan a las personas que perdieron la vida por una detonación de pólvora”.
Los municipios en donde más ocurren estos casos son Zinacantepec, Chalco, Atlacomulco (en las comunidad de Tixmadejé), Zumpahuacán y Tultepec, Acambay, además de Ecatepec. Siendo el más grave el que ocurrió en el mercado de Tultepec, en donde perdieron la vida 41 personas producto de la explosión del mercado el 20 de diciembre del 2016, aunque muchas de las víctimas murieron hasta este año, a pesar de la atención médica.
“La cifra negra podría ser en incidentes ocurridos, sobre todo, en polvorines ubicados lejos del centro de las comunidades o de la urbanización, en donde se registra un incendio o la explosión de la pirotecnia y no lo reportan las personas que trabajan en la producción, pues saben que un solo caso muchas veces les cuesta la licencia, puesto que cuando toma conocimiento el Ejército es cuando difícilmente vuelven a obtenerla”.
Recordó que es la Sedena quien se encarga de otorgar los permisos para la venta y manipulación de estos productos, pero cuando identifican que los accidentes son por mal manejo, entonces cancelan la documentación, lo que conlleva a que en algunos sitios aislados de la población oculten los hechos para no ser detectados.
“Pudiera decirse que hay una cifra negra pero muy difícil de detectar. Casi todos los municipios tienen un polvorín –no todos en general– pero el más grave es Tultepec, donde este trabajo es una tradición”.