Tlachaloya/Estado de México
La presa de Tlachaloya es el límite entre Temoaya y Toluca, en esta región de la capital mexiquense, antes se tenía que pasar en lancha, ahora solo es tierra llena de chatarra, basura y moscos.
Violencia encubierta: La realidad de niñas embarazadas en #Edoméx
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) este cuerpo de agua tiene apenas el 14% de su capacidad de almacenamiento, y donde antes había peces, ahora hay descargas de aguas negras, fétidas y llenas de insectos.
Alberto Pérez Hernández, oriundo del Tlachaloya, donde se ubica la presa Alzate y vigilante en una sección, refirió que hace tan sólo cinco años el área donde ahora hay una caseta, sólo se podía recorrer el camino en lancha, ahora atraviesan los vehículos un camino de terracería y basura.
“Lo peor es el olor fétido, insoportable que dejó la sequía y que con esta situación, el agua que llega del Lerma cada vez es más apestosa, contaminada, ya no sirve para el ganado ni la siembra, la poca agua que hay está contaminada”.
La marca del nivel que antes alcanzaba el agua está marcada por una combinación de basura y algas secas, la estela que demuestra que ahí hubo un cuerpo lleno de agua, es una plaga de moscos pequeños que según los vecinos es imposible de abatir, pues “hemos hecho de todo y no se van, sobre todo los niños y niñas son los que más afectados están”.
En el lugar, la población se dedica a la chatarra, en la mayor parte de la presa -ahora tierra seca- se observan montículos de cable quemado, cobre que los chatarreros se llevan, queman el plástico y después revenden.
La cubierta del lugar ya no es agua, ni aves, son televisiones, sillones, refrigeradores, y montones de basura. Entre ellos destaca el PET, entre las aguas negras flotan cuerpos de ratas, botes, latas y bolsas de basura, incluso derivado de la sequía, los vecinos han ampliado sus viviendas, la construcción se amplió hasta donde antes era el cuerpo de agua.
En donde antes había agua, han hecho su nido las ratas de campo y otras producto de la basura, mientras que los perros corren y esquivan el esqueleto de los aparatos eléctricos que abandonaron los chatarreros.
El sitio se observa totalmente seco, de acuerdo con los vecinos, es "lúgubre y triste", nada que ver con el panorama de hace décadas, cuando podían acudir al lugar como si se tratara de "un pequeño Valle de Bravo".
¿Buscas trabajo? IEEM abre convocatoria para capturistas del PREP
