En riesgo, tallado de piedra volcánica en Toluca

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En riesgo, tallado de piedra volcánica en Toluca

Domingo, 12 Mayo 2019 15:06 Escrito por 
En riesgo, tallado de piedra volcánica en Toluca Foto: Jesús Pérez

Toluca/Estado de México

Sobrevivir de la venta de molcajetes todavía es posible para los habitantes de San Andrés Cuexcontitlán, aunque quizá sea la última generación interesada en desarrollar este tipo de utensilios domésticos, opinaron los productores, pues las nuevas generaciones están más interesados en estudiar una licenciatura.

José Guadalupe Hernández tiene 35 años es la tercera o cuarta generación que se dedica dar forma a la piedra volcánica; elabora molcajetes, metates, tejolotes o metlapiles, todos son el sustento de sus tres hijos y su esposa.

“Sí nos da para vivir, pasamos el día a día y todavía no nos sustituyen las licuadoras porque a mucha gente todavía le gustan las salsas molidas a mano”, señaló.

Para José esta actividad es primordial, porque de ella depende la salud del mayor de sus tres hijos, quien nació con Síndrome de Down y requiere nebulizaciones cada semana, pues parte de su condición mantiene un daño en las vías respiratorias.

“No me quejo de nada, creo que sale la vida diaria y por ejemplo lo que hacemos es vender a través de intermediarios, pero si una persona viene, quiere comprar directamente cuesta 130 pesos la pieza que varía de los 40 centímetros de diámetro que son las salseras para las carnicerías hasta los de 10 centímetros que mucho usan para la mesa de la taquerías”, precisó.

El trabajador detalló que para conocer la piedra deben dedicar tiempo, no es fácil comprar una y saber cómo debe trabajarla, algunas no sirven más que para una manita o tejolote que pesa aproximadamente 500 gramos o los metlapiles de un kilo.

También ha realizado otras piezas, algunas de dimensiones superiores a los tres metros, son de piedra volcánica y sirven para bebedero de caballos, pero se encuentra especializado en la producción de las llamadas “licuadoras antiguas”.

El taller donde trabaja José está ubicada en la avenida Estado de México número ocho, en la zona norte de la capital mexiquense, es el patio de su casa, que a lo lejos parece un baldío con cascajo, pero en realidad es un predio donde cada 20 días o un mes descarga un camión las toneladas de piedra a las que después dará forma con un cincel y un mazo, sosteniéndolas con los pies descalzos.

“Esto ya viene de los abuelos, son varias generaciones. Nos tocó a nosotros ahorita, a ver si mis hijos van a querer porque ha cambiado mucho el pensamiento, igual también como padres no nos gustaría que siguieran batallando en la piedra”, opinó.

Debajo de un árbol de peras que da frescura y sombra al techo de lámina con apenas medio metro de altura, este hombre de escasos 35 años se sienta todos los días a estudiar el material al que dará forma después.

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