Toluca/Estado de México
Un grupo de mujeres en el Estado de México dejaron el tejido como un pasatiempo para convertirlo en la alternativa de mujeres y niñas con cáncer, que durante la época de frío sufren porque el tratamiento implica la pérdida del cabello. Desde hace un año tejen gorros que sirven como una peluca personificada y analizan la viabilidad de tejer prótesis de algodón rellenas de semillas para aquellas que perdieron una o las dos mamas por este padecimiento.
En un jardín comunitario, en un desarrollo habitacional de Toluca donde alrededor sólo se observan niños, Samantha Hernández Torres se sienta a diseñar los gorros de hilaza con largas trenzas de acrílico que simulan ser la cabellera de una princesa de cuentos para niños o incluso darle la forma que alguna beneficiaria solicita.
La joven mamá de un pequeño de apenas cuatro años, platicó que se unió a esta iniciativa apenas hace un año, cuando la organización civil “Chichis pa’ la Banda” les explicó cómo podían apoyar a personas enfermas de cáncer con sus donativos.
“Nos asesoramos con especialistas, tenemos una compañera que es enfermera y que también se encargó de buscar información. Nos recomendaron usar algodón para el cuero cabelludo y lo que aparenta ser cabello es acrílico del más grueso”, comentó.
Aunque su actividad principal no es el tejido, Samantha se dijo orgullosa de poder contribuir con las mujeres que deben enfrentar tratamientos tan agresivos y que como consecuencia está la pérdida del cabello, que para muchas significa un conflicto no sólo porque tienen frío sino porque es una forma de evidenciar su condición de salud.
Sentada en una pequeña silla que es para niños, expone en una mesa de apenas un metro de largo las creaciones que están plenamente destinadas a niñas que tienen la ilusión de ser princesas, pues con la imagen que dan a las pelucas, parece que son parte del sueño de ser las heroínas de su cuento.
“Para que ellas no pierdan su infancia y su niñez, buscamos hacer pelucas de sus personajes favoritos, por ejemplo tenemos a Rapunzel, Frozen, Pocahontas, Bella, y para los niños son gorritos, porque los ocupan sobre todo cuando salen a jugar, si es que van a la escuela o cuando tienen que ir a consulta médica, y su trayecto es en una época de mucho frío”, explicó.
Los largos cabellos negros y dorados pueden llegar a los 40 centímetros o más y los modelos pueden ser ajustados a petición de la beneficiaria. Para cada peluca se requieren de tres a cuatro madejas de 100 gramos de hilaza y cuatro madejas de 100 gramos de acrílico. En los gorros para niños tardan aproximadamente dos horas en cada uno y una peluca de princesa -como la de Jazmín- de uno a dos días.
Mientras observa como juega su pequeño en el área comunal del desarrollo habitacional donde vive en Toluca, Samantha contó que no es la única que participa en esta labor social, pero nunca se han reunido las voluntarias, son un grupo de mujeres de la Ciudad de México, Durango, Colima y el sur mexiquense que envían las pelucas y quizá en los próximos días se conozcan porque la fundación les entregará material que les donaron.
