Almoloya de Juárez/Estado de México
Para los productores de pirotecnia en San Mateo Tlalchichilpan no ha sido un año fácil, pese a que septiembre es uno de los meses con más ventas de castillería, tras la contingencia ambiental declarada en las zonas metropolitanas del Valle de México y de Toluca a principios de año, mermó la producción y sus ventas hasta en 40% por ser considerados entre las primeras causas de contaminación del aire.
Miguel Salinas, uno de los permisionarios más antiguos del poblado de Almoloya de Juárez, en donde radican hasta 150 talleres de alto y muy alto riesgo, dijo que pese a que buscan alternativas para sustituir los materiales por algunos más amigables con el medio ambiente, no tienen una representación que les ayude a promover estos cambios, de modo que las puertas se les han cerrado.
Platicó que si bien desde hace tres años se duplicó la cifra de talleres familiares en la región, donde se dedican a la producción de castillos de hasta 20 metros de altura, no fue igual el incremento en sus ventas.
“Antes hacíamos el crisantemo, las bombas con plástico, ahora ya estamos buscando alternativas para ir de la mano con el medio ambiente, por ejemplo con cartonería”.
Los cascos, los moldes de plástico ahora son de papel e incluso es más económico para ellos, pero poco se ha difundido el intento por mejorar su producto y las restricciones siguen. Para esta temporada, cada productor emplea hasta 100 kilos de pólvora, pues a pesar de que se observan grandes construcciones es más el cartón, el aluminio y las varas que la pólvora.
Para mejorar su proceso, los productores buscan también nuevos químicos que les permitan una actividad más segura, incluso aumentaron las medidas de seguridad, que implica preparación de los trabajadores para la elaboración y la quema de los castillos, algunos de 20 metros, que en septiembre incluyen a los héroes de la patria, el escudo nacional y rehiletes.
Miguel Martínez tiene 78 años de edad, inició en esta actividad a los 16 años, ahora se hacen cargo los yernos y sus hijos, en total 10 familias dependen de estas actividades. Esta es la temporada más fuerte, pero en este año pasaron de 12 castillos a sólo cuatro; para cada uno requieren entre ocho y 15 días de trabajo.
“No tenemos mucho trabajo, apenas lo del 15 y eso apenas nos llamaron, para el 29 de septiembre uno más para una fiesta eclesiástica en Puebla. Este que preparamos, es la bandera, Josefa Ortíz, son 15 minutos los que se emplean para la quema de la totalidad de las figuras que mide cada uno entre dos y tres metros de altura”.
La mayor parte del material lo compran en una tlapalería que sólo puede vender el material a permisionarios, no puede distribuir a talleres clandestinos o irregulares.
Dijo que la combinación de los colores es un trabajo de precisión, que primero se elaboran, después se llenan unos tubos que contienen el material pirotécnico, pero para todas las partes del proceso llevan una preparación especial y capacitación por parte del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, además de la Secretaría de la Defensa Nacional.
“Las autoridades ya nos tienen muy vigilados, todos tenemos permisos y la verdad, ahora a quien le ocurre un accidente es por la pura negligencia de los talleres, porque hay muchas alternativas para estar bien”.
