Toluca/Estado de México
Dos días bastaron para que las calles del centro histórico de Toluca lucieran vacías. A partir de las restricciones de circulación impuestas por el gobierno municipal, poco a poco se fue diluyendo la presencia de visitantes que caminaban por el centro pese a la contingencia sanitaria.
Los negocios del primer cuadro no tuvieron más remedio que bajar las cortinas y el bullicio que se escuchaba el viernes, se convirtió en un silencio que sólo se percibe en días festivos.
Por Los Portales del centro ya no se observan boleros, ni personas vendiendo globos. Tampoco quienes intentan ofrecer productos piratas tumbados en las banquetas o quienes en un intento por subsistir vendían cubrebocas, plantas y chicharrones.
La fila afuera de Telcel y el Banco se desapareció, tampoco hay grupos de jóvenes sentados en las aceras platicando y esperando poder entrar a algún negocio. No hay más librerías, estacionamientos ni tiendas de telas abiertas.
Son vallas blancas, se detuvo a de la Dirección de Seguridad, además de cadetes y cintas de restricción las que prevalecen en el panorama de la ciudad, en donde semanas anteriores las autoridades colocaron lonas alertando sobre el riesgo que implica transitar por las calles durante la semana de mayor número de contagios de la emergencia sanitaria, pero que fueron ignoradas completamente por los habitantes.
El transporte público tomó nuevas rutas para conectar a sus destinos y no se observan taxis, ni autos particulares “dando la vuelta” por Lerdo, Independencia o Bravo. En el resto de la ciudad el panorama no es distinto, pues la mayoría de los negocios ya permanecían cerrados y la afluencia era mucho menor en calles alejadas al centro histórico.