#SanAntonioLaIsla: Cierran pequeños talleres de artesanos por pandemia

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#SanAntonioLaIsla: Cierran pequeños talleres de artesanos por pandemia

Domingo, 11 Octubre 2020 14:51 Escrito por 
Para Ángel, realizar aretes, patinetas del Chavo del 8, juguetes y baleros es una actividad que le apasiona Para Ángel, realizar aretes, patinetas del Chavo del 8, juguetes y baleros es una actividad que le apasiona Foto: Especial

San Antonio la Isla/Estado de México

Con la pandemia por Covid-19, la pérdida de interés por los juguetes de madera se agudizó. No sólo cerraron los pequeños talleres familiares que se dedicaban a esta actividad en San Antonio la Isla, sino que mucho de lo avanzado para los trabajadores del torno de abajo, se disipó.

Ángel Lopez Carbajal comenzó a los 10 años a trabajar el hueso tallado con un pequeño torno que se maneja con los pies descalzos, dice que de aquellos tiempos nada ha quedado, pues la herencia de su papá y sus abuelos se ha perdido con el avance de la tecnología y el paso de los años.

Este señor de 60 años de edad, es la cuarta generación de su familia en producir aretes, figuras, baleros, juegos y todo tipo de productos con madera, pero también con hueso, solo que con el paso de los años sus hijos y sus nietos ya no están convencidos de continuar con la tradición y prefirieron trabajar en las fábricas o estudiar una profesión.

Para Ángel, realizar aretes, patinetas del Chavo del 8, juguetes y baleros es una actividad que le apasiona, aunque lamentó que quizá sea la última generación que se dedique a este oficio.

Pese a que cada pieza le lleva sólo 15 minutos para darle el acabado final, el torno de abajo implica fuerza, destreza y creatividad, aspectos que pocas personas valoran, es por ello que esta actividad se está perdiendo, pues cada año se ha reducido la cifra de artesanos dedicados a ella.

Explicó que hay “altas y bajas”, por el momento ya no se vende nada de juguete y pese a que sus nietos se acercan a verlo trabajar, la realidad es que ninguno aspira a darle continuidad.

“Es un trabajo delicado, cansado. Uno no resiste todo el día, porque se tornea con los pies descalzados, se elabora todo con mucho detalle pero son pocos quienes lo valoran, pagan el precio que vale”, reprochó.

Platicó que tienen fe en que los últimos meses del año logren recuperar algunos ingresos, coloquen piezas y tengan pedidos especiales, sobre todo porque a fin de año y en enero muchas personas buscan un detalle que “ahora parece curioso o novedoso” para llevar a sus hijos.

Un troncomovil cuesta entre 25 y 30 pesos, mientras que una patineta del Chavo llega hasta los 40 pesos, aunque casi todo su material lo vende a intermediarios que después lo llevan a otros lugares del estado y del país.

“Creo que a veces sí es barato lo que nos pagan, pero es la necesidad la que nos lleva a vender a como dé lugar con quienes nos buscan y aunque muchos rematamos nuestro arte, lo que pensamos es en recuperar algo de lo invertido”, comentó.

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