Temascalcingo/Estado de México
Desde hace más de 300 años en Temascalcingo se lleva a cabo una tradicional producción de máscaras con más de un metro de altura, algunas de tres o siete kilos, elaboradas con maguey que se transforman en los Viejos de Corpus (Xita Corpus).
Se trata de figuras de tronco de palma o de colorín e incluso de nopal, llevan como cejas, cabello y barbas ixtle, además con tepetate (tierra blanca) se convierten en el principal elemento de la caracterización de agricultor, un bromista o campesino durante la danza del Jueves de Corpus que se lleva a cabo por indígenas de la región.
Una tradición de la que se disputan el origen entre los otomíes y los mazahuas, pero que une al menos 20 comunidades, pues sus habitantes días antes del Jueves de Corpus comienzan con el “corta pollo” o recolección de diezmo que entregarán al santo señor en la iglesia principal de esta localidad.
Previo a iniciar las danzas, como ofrenda en la iglesia entregan los huacales o la carga de fruta, pollos, carne, flores, velas. Sobre todo, llevan la fe de emprender una mejor temporada de cosecha con este ritual.
Los hombres se caracterizan con la máscara, además portan herramientas de trabajo según el personaje, por ejemplo, los campesinos (guadaña, pala, pico) que llevan en un costal de hilaza de maguey o también una caja donde transportan el maíz u otros productos que se cultivan en esta zona.
Algunos portan sombrero, pantalones y camisas de la misma hilaza, generalmente huaraches, representando a los trabajadores que servían a los hacendados, quienes por su situación económica no podían comprar ropa nueva e hilvanaban sus prendas con ese material. En suma, cargan hasta 25 kilos, con ellos a cuestas danzan por varias horas, comenzando desde sus comunidades.
Es una tradición que heredan entre familias, aunque los artesanos que elaboran las máscaras no tienen una técnica, las nuevas generaciones aprenden por la observación. La mayoría de ellos habitantes de La Magdalena, aunque hay más de 25 familias que se dedican a esta producción artesanal, quienes se encuentran renuentes con las autoridades municipales, toda vez que, en años anteriores con el pretexto de difundir su trabajo, lo robaron o hicieron perdedizo.
El principal uso de esta ceremonia en tiempos prehispánicos era la fertilidad y la lluvia, pedir por una buena cosecha, todavía tiene ese fin y darle buena vida a la familia.
Estos artesanos elaboran máscaras originales que ni siquiera entre sí podrían tener detalles idénticos, generalmente talladas con cuchillo o navaja, los más avanzados con alguna herramienta eléctrica, pero pocos tienen dinero para comprar esos utensilios.
Los modelos de cada cara están basados en una mezcla entre los rostros de los ancianos y su imaginación, pero algunas de ellas llegaron hasta Colombia, Francia, Argentina, Estados Unidos, pues a través del Facebook Artesanías Xita Coorpo es posible contactarlos, pero dependiendo el tamaño oscilan en precios de mil 500 a 4 mil pesos.
Es una actividad que para esta población indígena es de suma importancia no sólo porque haya dejado algún ingreso extra para las familias, gracias a las ventas sino por el trasfondo de la tradición, que pretende una mejora en la vida de las comunidades.