Toluca
A 25 años de su instauración, el Programa de Trasplante de Órganos del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM) ha permitido realizar más de mil procedimientos quirúrgicos en esta materia.
De estos trasplantes, 45 por ciento han sido de hueso, 30 por ciento de córnea, 20 por ciento de riñón (con 388 operaciones), y el resto corresponde a trasplantes de hígado y piel.
Las estadísticas y los logros alcanzados no se comparan con la emoción y agradecimiento de pacientes como Martha Sánchez García, trabajadora administrativa universitaria, de 56 años de edad, quien fue la primera servidora pública beneficiaria de este programa de Trasplante de Órganos del ISSEMYM, intervenida el 7 de abril de 1992.
"Agradecer el nuevo día, por un oportunidad de vivir; vivir es hermoso, porque el poder respirar, el poder comer, el poder degustar, el poder ver que mí cuerpo fluye, simplemente ver como mí sangre vuelve a fluir -cosa que cuando estuve enferma no sucedía-, es agradecerle a la vida, a mi hermano y sobre todo a la institución.
"Fue un paso grandísimo el que se dio, me siento halagada de haber sido la primera paciente que se trasplantó aquí en el ISSEMYM", expresa.
Su operación fue realizada por el nefrólogo Alejandro García Valencia, capacitado y calificado para este tipo de intervenciones, sin embargo, el proceso se llevó a cabo en una época donde la cultura de la donación de órganos era aún incipiente, incluso en el sector público.
El camino que siguió Martha para ser beneficiaria del primer trasplante de riñón, no fue sencillo; se requirieron meses de estudios de compatibilidad entre donante y receptor, así como trámites y gestiones.
Su hermano, Héctor Sánchez García, fue el donante, quien también presentó excelentes condiciones de salud, e incluso hoy en día se dedica a la práctica de futbol y ciclismo.
"No fue un camino fácil. ¿Por qué?, pues porque cuando yo inicié con el problema de insuficiencia renal, cuando a mí me lo diagnosticaron, la institución no tenía el permiso para poder realizar un trasplante, por lo tanto pues el camino se hizo más difícil, más complicado. Estuve en hemodiálisis cerca de tres años", señala.
Ella comenta que es gracias al seguimiento que el ISSEMYM le ha brindado tras su operación, así como a los cuidados y alimentación que ella y su familia han procurado, lo que le ha permitido superar con creces la esperanza de vida de los pacientes con trasplante de riñón.
Asimismo, destaca que si bien se ha avanzado mucho en este tema, aún existen bastantes estigmas y prejuicios que giran en torno a la donación y el trasplante de órganos, por lo que recomendó a la población valorar lo noble y maravilloso que representa poder compartir vida a una persona.