Toluca
Mario Aguilar Solís, verificador Sanitario adscrito al Instituto de Salud mexiquense lleva tres días en huelga de hambre frente a palacio de Gobierno del Estado de México y exige que lo reciba el secretario de Salud, Gabriel O´Shea Cuevas, con la finalidad de exponer las condiciones abusivas de trabajo que lo obligaron a esta protesta.
Señaló que por 48 años se desempeñó en esta labor, sin una sola nota negativa en su contra; sin embargo, acusó a Juan Martín González Esparza, jefe de la Subdirección de Regulación Sanitaria en Tlalnepantla de amenazar a los empleados, a quienes les pidió 5 mil pesos semanarios a cambio de mantener sus plazas laborales y prestaciones intactas, aunque hasta hace dos años ya no incluía el pago de viáticos.
Para ello -relató- debía extorsionar a los causantes, es decir, a los dueños de las cantinas, restaurantes o bares, todos los establecimientos verificables para que a cambio de obtener sus permisos, incluso de no clausurarles, les entregaran dinero semanalmente.
“Esta condición viene desde hace dos años, cuando César Gómez Monge fue secretario de Salud, nosotros acudimos a interponer las quejas y denuncias correspondientes, ante la Contraloría, además de las oficinas de Atizapán, pero no pasó nada. Me dijo que si no daba el dinero me tendría que mover porque era necesario entrarle pues había compromisos arriba que debían cumplir”.
El empleado de la Secretaría de Salud quien se mantiene dentro de una casa de campaña en la plaza de los Mártires, en Toluca, dijo que las presiones fueron cada vez mayores, toda vez que al cambiarlos de región de trabajo debieron pagar gasolina, casetas y otros viáticos a 85 kilómetros de distancia, es decir, los cambian de Atizapán hacia Nezahualcóyotl y Valle de Chalco.
“Hemos tratado con mucha gente de la secretaría pero a la fecha no hemos logrado nada, solicitamos una entrevista con el titular de la dependencia para mostrar la documentación de nuestras comisiones, porque ahí está la prueba de que nosotros somos castigados por no extorsionar a nadie”.
Explicó que todavía tiene que llevar ingresos a su esposa e hijos, quienes aún estudian, además su salario no es suficiente para asumir los gastos que implican los recorridos o las distancias, comidas, además de otros gastos que implican los recorridos de hasta 170 kilómetros por día.
“Desde hace más de un año no se nos pagan gasolina, viáticos, gastos de transporte público, así fue el último tercio de la administración de Gómez Monge, nos dijeron que o aguantábamos o sufríamos las consecuencias, pero esto ya es insostenible”.