Almoloya de Juárez/Estado de México
Bernardo Hernández Valdés, carpintero desde hace más de 30 años, platicó que con motivo del 3 de mayo, cuando se celebra a la Santa Cruz, en la región de San Mateo Tlalchichilpan, municipio de Almoloya de Juárez, la costumbre es elaborar cruces de madera adornadas con flores, listones de colores, algunas talladas con grecas decorativas, oraciones y pedimentos que hace la gente, sobre todo los trabajadores del sector de la construcción.
Al menos eso hacen en tres talleres de la región, en donde la especialidad desde hace una década son estas cruces para este tipo de plegarias.
Las cruces son una forma de pedir porque la construcción de una obra llegue a buenos términos, sin contratiempos, mientras que para las cosechas lo hacen para pedir al dios de la lluvia, “Tláloc”, que permita una buena cosecha.
“Es muy colorido cómo se ve el camino a partir de dos o tres días antes antes de la fecha, y aunque no esperamos este año grandes ventas, lo hacemos con mucho gusto y con la fé de que la gente venga a vernos”.
El camino hacia esta comunidad se ve repleto de diversos colores, rojos, verdes, rosas, amarillos. Tonalidades de flores que obligan a los automovilistas a voltear, pues muchos ya no son oriundos de la región, pero siempre son atractivas para los católicos.
A Tlalchichilpan llegan compradores de todo el Valle de Toluca, de Tenancingo, Atlacomulco, Luvianos, porque según Leticia, esposa del carpintero, parecen ser los únicos en la región que se dedican a este tipo de artesanías, para preservar una tradición.
Relató que los carpinteros del lugar realizan el mismo oficio que el resto, aunque a lo largo de estos días se dedican a elaborar piezas desde 30 centímetros hasta de medio metro, depende de la demanda que tienen. Las más grandes cuestan hasta 400 pesos, pero de esas -dice- ya sólo producen entre tres y cuatro cada año, porque “no hay dinero para nada, menos para comprar un símbolo de este costo”.
Platicó que en principio el festejo a la Santa Cruz fue para pedir por el inicio de la temporada de siembra, y tener mejor cosecha, pero actualmente es para pedir para que les vaya bien a los trabajadores de la construcción -desde los albañiles hasta los ingenieros, arquitectos -. “Es una tradición que no es muy común en algunos sectores de la población, en realidad cada vez menos gente lleva a cabo este tipo de fiestas”.
“Para los adornos no es algo planeado, lo que buscamos es que luzcan como de fiesta estas cruces, que sean valoradas. Vistas, que las deseen quienes vienen a verlas. Utilizamos flores de papel, de plástico, a algunas les ponemos más detalles con algunos listones, a otras diamantina y también hay otras figuras. Depende del gusto de la gente, algunas cuestan 50 pesos y otras muy grandes, de 1.20 metros de alto; para esas nos tardamos hasta un día entero en cortarla, barnizarla, tallarla”.
Sobre las ventas, Hernández Valdés desconfió en que vayan a vender grandes cantidades, pues entre el fin de semana apenas llegó a 100 piezas, aunque confió en que este martes acuda más gente a buscarlos.
