Ciudad de México
Esta mañana, Alejandro Svarch, titular del IMSS-Bienestar, desmintió las afirmaciones del reportaje “Así es un laboratorio de fentanilo del Cártel de Sinaloa” publicado por el New York Times, que asegura que el fentanilo en México lo fabrican en casas y con poca protección por parte de los cocineros.
Cártel de Sinaloa busca estudiantes de química para producir fentanilo, según The New York Times
Durante la mañanera, Alejandro Svarch explicó por qué este reportaje carece de fiabilidad, pues “No es posible hacer fentanilo como lo referido en la nota”, comenzando por las condiciones en las que se fabrica el componente según el reportaje:
“La dosis de toxicidad del fentanilo comienza en 0.2 miligramos. Para que podamos tener una proporción son 200 microgramos, lo equivalente a tres o cuatro pequeños granitos de sal. El fentanilo es 50 veces más potente que la morfina, tanto la toxicidad como la potencia dependen de la dosis. Esto significa que cuando una persona se expone a un opioide sintético potente, por inhalación o por contacto con las mucosas, incluso en una cantidad tan pequeña como cuatro o cinco pequeños granitos de sal, puede producir un grado de toxicidad que comprometa la vida del operador”.
Además, puntualizó que:
“No existe descrito científicamente ningún fenómeno fisiológico conocido como tolerancia letal a la toxicidad. Esto explica que inexorablemente se necesite un laboratorio donde se puedan controlar las condiciones de exposición, donde existan equipos especializados para realizar la síntesis química y con sistemas de ventilación profesionales, no una cocina doméstica como muestra el reportaje”.
Iniciamos 2025 informando. Hoy comienza la entrega de tarjetas para el apoyo a mujeres de 63 y 64 años; en pueblos originarios, de 60 a 64. https://t.co/d6HM0sg7XY
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) January 2, 2025
(28:04 - 29:47)
Para finalizar, la titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), Armida Zúñiga, mencionó que en México se cuenta con una regulación sanitaria sobre el fentanilo y diversos opioides, clasificados como estupefacientes en la Ley General de Salud, que a su vez son regulados también por la Ley Federal del Control de Precursores Químicos, que establece los mecanismos para controlar el proceso de los precursores químicos, los productos químicos esenciales e incluso las máquinas con las que se elaboran y encapsulan estas sustancias.
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