Tres de las principales aerolíneas estadounidenses, American Airlines, United y Frontier, exigieron al Departamento de Seguridad Nacional (DSN) que no utilicen sus vuelos para transportar, desde Texas y Arizona a otras ciudades del país, a niños inmigrantes que hayan sido separados de sus familiares.
"No queremos estar asociados con esta política, y peor aún, beneficiarnos de ella", afirmaron las aerolíneas, asegurando que no tenían conocimiento de que utilizaban sus aeronaves con estos fines, aclarando que esta práctica no se ajusta a sus valores de “unir al mundo”.
Esta denuncia vino por parte parte del personal de vuelo de las aerolíneas donde informaron que niños “aterrados, confundidos, tristes y exhaustos” viajaban en los aviones. La asociación que representa a este grupo anunció que muchos de sus miembros están “traumatizados” y se niegan a formar parte de “un proceso inmoral”.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tyler Houlton, criticó la decisión tomada por las aerolíneas, señalando que “no entiende la legislación”. Así mismo el presidente estadounidense, Donald Trump, calificó la respuesta como “desafortunada” y las amenazó recordándoles los contratos que tienen con su administración.