La megalomanía de AMLO

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La megalomanía de AMLO

Miércoles, 05 Diciembre 2018 00:06 Escrito por 
La megalomanía de AMLO Lo bueno, lo malo y lo serio

Finalmente el primero de diciembre Andrés Manuel López Obrador rindió protesta al cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, posterior a ello, durante el discurso que ofreció en el Palacio Legislativo de San Lázaro, recinto que enmarcó la exagerada participación de los legisladores en su mayoría de Morena para aplaudir ruidosamente su intervención, determinó la directriz que habrá de seguir su gobierno en los próximos seis años.

Ésta fecha quedará en la historia como el día del presidente, en el que al alarde de los millones de votos en su favor presume que puede hacer y disponer de cuanto se le ocurra, de acuerdo a su única y exclusiva visión se cree capaz de hacer grandes cosas, y con la promesa que dejará en cenizas a lo que él no se cansa de llamar como la culpa de todos los males de México, el neoliberalismo.

Al estilo del ex presidente López Portillo, a quien gustaba de pasear bajo los vítores, ahora en circunstancias parecidas y con el apoyo de quienes depositaron en el ungido Constitucionalmente y por pueblos originarios, más basados en la fe que en la prueba viviente de un personaje estadista capaz de sacudir todos los males que dice aquejan a su pueblo, levanta la voz y con una excesiva pasión por sí mismo, promete como cuando empezó su campaña hace ya varios lustros.

El buen hacer en política, no es igual al buen hacer en administración pública. Como todo un Rey Midas, creyéndose el cuento de que todo lo que toca se convertirá en oro, echa a volar su anticuada imaginación en un mundo que sólo él conoce y lo ve como cierto y verdadero, su entusiasmo es compartido por quienes incondicionalmente le han entregado, no el voto, su corazón.

Ante los legisladores representados en su mayoría por su partido MORENA, el presidente se regocijó, como en los tiempos del viejo PRI, ufanándose, como aquellos, de los carros completos, que opacaron cualquier tentativa de la oposición, hasta que esa histórica minoría dejó de serlo para convertirse en una realidad protagónica de la mano de verdaderos luchadores sociales como Manuel Clouthier (Maquío) o Lázaro Cárdenas Solórzano .

Precisamente es en la historia, en la que López Obrador se apoya para determinar lo que ha señalado como un desastre en política económica, manipulando cifras a la conveniencia de su discurso, por lo que con descaro trae a cuenta que durante el periodo estabilizador (años 50`s, 60`s) el crecimiento de México fue del 6%, en un pasado que no fue suyo, acusando el 2% actual como un error del neoliberalismo. Sin embargo, deja de lado algo muy importante, las condiciones internacionales eran muy diferentes a las de los últimos tiempos.

Debe tomar en cuenta que México es un país reconocido en el mundo por su economía, lo que le ha dado un lugar importante en el escenario internacional, retraerlo sería un error. Aunque volvió a decir que encuentra un país en quiebra, que le tengan paciencia para cumplir con todos sus compromisos, sin embargo él mismo se contradice, ¿cuál es la verdad?

López Obrador instalado como presidente debe madurar, corregir cuando sea necesario, más de 120 millones de mexicanos dependemos del rumbo, en base a sus decisiones, determine conducir la política económica y social de la nación, gobernar para todos y dejar de polarizar a la sociedad.

Son muchas las preocupaciones que se reflejan en su posición, el riesgo del federalismo en manos de los súper delegados, dejan en desventaja a los gobernadores, en especial a los que no son de su partido, quienes ven en éstos un conflicto de dimensiones aún en reserva.

La Guardia Nacional al mando de militares, es otra de ellas, sin escuchar a los opositores de ésta, decide que los que conforman el cuerpo de seguridad y que están a la espera de obtener respaldo constitucional, serán los encargados de determinar respecto qué hacer en el tema de seguridad pública, a quien detener y a quien presentar ante la instancia civil. No obstante, se deja de lado algo importante y básico. El nuevo sistema acusatorio penal está debidamente delineado, por lo que no debe sorprender a nadie que en caso de las detenciones de personajes peligrosos de la delincuencia, por falta del debido proceso, queden en libertad. ¿A quién se culpará?

Por otro lado, difícilmente encontrará apoyo en la sociedad respecto del perdón que pretende con su punto final, porque independientemente de que se llenen las cárceles de quien sea, hay en el ambiente mucho dolor y coraje como para sólo aceptar el borrón y cuenta nueva.

Tendrá tiempo el Presidente para convencer a una sociedad lastimada, que tiene la esperanza de que se castigue a quienes la han dañado.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio