Decidido ya el interinato en Puebla, que recayó en el experimentado priista Guillermo Pacheco Pulido, toca ahora a los partidos políticos definir candidaturas para competir en la elección que viene y concluir así con el periodo que dejó inconcluso, por su trágica muerte, Martha Erika Alonso Hidalgo.
Salvo Morena, que tiene ya encaminado y listo para arrancar a Miguel Barbosa, falta por decidir cómo y con quien juegan su carta el PAN y el PRI, sabedores de que el escenario que viene les será sumamente adverso, por la ausencia de verdaderos liderazgos de uno y otro que, por la desaparición de Moreno Valle para el primero, y el desprestigio y repudio generalizado, para el segundo, remarán contra corriente.
El ya ungido gobernador interino, de larga trayectoria política, aunque sigue en sus filas, se alejó del PRI desde hace tiempo y ha coincidido más con las ideas del centro izquierda que con las del tricolor, y su cercanía con Manuel Barttlet Díaz, lo fueron acercando con el también experimentado Miguel Barbosa, que hoy más que nunca tiene la posibilidad -que para muchos ya le arrebataron- de ser gobernador constitucional de la bella entidad poblana.
Tendrá Barbosa que hacer uso de toda su capacidad y talento, e hilar fino, para abonar a favor de un ambiente que no termine en crispación y confrontación política, que llevaron al proceso pasado a un enorme desgaste y fuerte división de la población.
Habrá necesidad de reorientar su estrategia, definir nuevos esquemas, hacer mejores y más sólidos acuerdos, innovar y dar vida a la segunda campaña que hará.
Escuchar con sensibilidad y tacto a los que tendrá cerca y conocen de campañas y de la problemática estatal.
En Fernando Manzanilla tiene al hombre idóneo para darle curso y dinamismo a la campaña que tendrá que correr rápido. Si Barbosa no se desgasta en choques y le da prioridad a las propuestas, más que a las descalificaciones, seguramente será el nuevo inquilino de Casa Puebla.
Por su parte, el PAN de la entidad tendrá que sanar las heridas, aún frescas, por la muerte de sus dos pilares, por la salida del escenario político del habilidoso Eukid Castañón, y por el sorpresivo auto descarte de Luis Bank, que venía encabezando las preferencias y apuestas de los panistas.
Hoy Tony Gali pretende impulsar a su hijo para que represente a su partido en la contienda estatal. Pero sabe que le falta experiencia y que eso de las herencias de los gobiernos aporta más desgaste que beneficio. Sin embargo, el poder es el poder y la ambición les nubla la mente, por lo que hará todo cuanto pueda para hacer ver a su cachorro como un serio contrincante.
En el PRI, hay poco que decir. Blanca Alcalá busca la revancha, porque cuando debió ser no la dejaron. Hoy acumula mucha experiencia y madurez y el tema de género le aporta simpatizantes. Enrique Doger quiere repetir y se percibe como el más sólido; Javier López Zavala anda extraviado; Jorge Estefan Chidiac es más técnico que político, y Ricardo Urzúa no tiene necesidad de ir al precipicio.
La pelea, hasta hoy, será de dos. Guillermo Pacheco Pulido probará lo mucho que sabe de política y deberá llevar el proceso, además de muy cuidado, sin teñirse de algún color.
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