Incremento de 200% en violaciones en el Estado de México en los últimos meses. Una cifra aterradora dada a conocer por la secretaria de Seguridad de la entidad, Maribel Cervantes; sin embargo, no todos los delitos se denuncian, existe una cifra negra, pues muchas personas no denuncian porque consideran que es una pérdida de tiempo y por la falta de credibilidad en la impartición de justicia, además de que este delito es más difícil denunciar, por el qué dirán y prefieren guardar silencio, sin saber que el daño a la víctima es mucho mayor.
Así que la real cifra de violaciones en el Estado de México es mucho más grande que la reportada en las cifras oficiales. Después de saber que estamos del carajo en este delito, ¿qué hacemos para evitar ser parte de estas dolorosas cifras?
Pues nos ofrecen el poderoso 089 para denuncia anónima o el número de emergencia 911. ¿Pero están realmente capacitadas las personas que contestan están llamadas?, porque de la eficacia para responder a un llamado de auxilio, puede depender la vida o la comisión de un delito. Sería muy lamentable que las personas que están en estos números de emergencia no sepan distinguir entre una broma y un llamado de auxilio.
Será imposible contar con un policía para cada mujer, me queda claro que no es un problema exclusivo de un gobierno, es un problema donde todos debemos intervenir. En el caso de las violaciones la gran mayoría son cometidas por "familiares", "amigos", "parejas" o gente enferma sin valor humano, que se cruza por el camino de la víctima.
Hoy están los silbatos morados para que las mujeres los hagan sonar cuando exista peligro; negocios que brindan ayuda en caso de sentirse acosadas o en riesgo; claves que una mujer puede decir en la calle para hacer saber que está en peligro, y muchas otras iniciativas que buscan un fin: acabar con las historias de dolor.
Pero ya es tiempo de ir más allá, soluciones al tamaño del problema, se tienen que endurecer las penas para castigar las violaciones, años de cárcel, 10, 20, 30 o 40 años no son suficientes, el delito se sigue cometiendo, debemos ir más allá, pensar en la castración química a violadores, que las víctima de este delito alcen la voz; es urgente reforzar en los hogares y escuelas una educación efectiva basada en valores universales, donde desde pequeños se les enseñe a niñas y niños a respetar su cuerpo y el de los demás. Este tipo de problemas requieren acción y no pasividad, ya no más historias de dolor.
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