El pasado 22 del presente, Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés: Bank for International Settlements), comentaba en su discurso, en Dublín, que uno de los papeles importantes del BIS es servir a los bancos centrales en su búsqueda de estabilidad monetaria y fomentar la cooperación internacional en este tema, por lo que a nadie debería sorprender el especial interés que tienen en hacer que el dinero y los sistemas de pago, partes del sistema monetario, sean vistos como dos partes de un mismo todo.
Señaló que, a lo largo de la historia, las innovaciones han cambiado continuamente el sistema monetario, y que ahora no es diferente, ya que, aunque el auge de la Bitcoin y otras criptomonedas se ha calmado un poco, la innovación continúa, pero que lo que parece nuevo, esta vez, es el gran volumen de innovaciones y el hecho de que ambos componentes del sistema monetario ahora avanzan de la mano.
Históricamente, los cambios en los sistemas de pago han sido poco frecuentes y los cambios en la naturaleza del dinero han sido aún más raros pero ahora, los intentos por crear nuevas formas de dinero o nuevas formas de pago aparecen casi semanalmente.
Y habló, en particular, de lo que el dinero del Banco Central y las llamadas Monedas Digitales de los Bancos Centrales (CBDC, por sus siglas en inglés: Central Bank Digital Currencies) significarían no sólo para el sistema, sino para todos nosotros como ciudadanos.
Dijo que la parte importante del acrónimo de CBDC no es la "D" de "digital" (ya que hoy en día, siempre que pagamos con una tarjeta de débito bancaria, una aplicación bancaria o con el teléfono móvil, el pago se realiza de forma digital y, a menudo, al instante), sino "CB" de "banco central". Las CBDC permitirían tanto a la gente común, como a los negocios realizar pagos de forma electrónica utilizando dinero emitido por el banco central o ellos podrían depositar dinero directamente en el banco central y utilizar tarjetas de débito emitidas por el propio banco central. Y ¿cuál sería el problema entonces?
Señaló que algunos de los problemas en torno a las CBDC en la era digital no se refieren a la conveniencia y digitalización; más bien se refieren a los cambios para ambas partes del sistema que los bancos centrales supervisan: dinero y pagos y señaló que los experimentos llevados a cabo no han demostrado que las nuevas tecnologías funcionarían mejor que las existentes, que no hay una demanda clara de CBDC’s por parte de la sociedad y que hay enormes consecuencias operativas para los bancos centrales en la implementación de políticas monetarias e implicaciones para la estabilidad del sistema financiero.
Por lo tanto, el Banco Central sigue considerando poco probable que a corto plazo emitir alguna CBDC, ya que antes tendrían que asegurarse de que las innovaciones establecen el curso correcto de la economía, las empresas, los ciudadanos y la sociedad en general.
i) Carstens Agustin, The future of money and payments, 22 e3 Marzo de 2019, recuperado el 24 de Marzo de 2019 de: https://www.bis.org/speeches/sp190322.pdf
