Importante y preocupante el tema de la violencia en la que viven los niños y adolescentes en nuestro país. Es penoso ver, por ejemplo, que los estados en donde los carteles de la droga tienen sus bases de operación, tienen que poner más atención en las escuelas, a la enseñanza de cómo protegerse ante un enfrentamiento con armas de fuego, que a las actividades lúdicas que los enseñan a desarrollar su potencial como seres humanos.
Con base en los tratados internacionales en materia de derechos humanos, que por cierto están al nivel jurídico de la Constitución, el tema de los derechos de los menores y adolescentes y el interés superior de éstos, ha crecido exponencialmente, de manera que en el ámbito jurídico y social tienen, en muchas ocasiones, mayor peso que las normas que tradicionalmente han servido para las resoluciones de los tribunales en nuestro país.
¿Por qué si este tema supera la cultura jurídica de varios países, no ponemos especial atención en la seguridad de las niñas, niños y adolescentes que son no sólo el futuro, sino el presente de Mexico? Si analizamos las acciones en materia de educación, la seguridad pasa a un segundo término; es cierto que el proceso enseñanza aprendizaje es básico para el desarrollo de los menores, pero sin paz, tranquilidad y un ambiente seguro en cada escuela y centro educativo, este proceso de seguro fracasa y es imposible completarlo.
Gran porcentaje de los alumnos que abandonan sus estudios, lo hacen por la inseguridad, ya sea en el traslado de la casa a la escuela, de la escuela a la casa o en los alrededores de sus planteles.
Más grave es enterarse que los jóvenes ahora son agredidos dentro de los centros escolares, como la joven estudiante de un CCH que murió, por un disparo de arma de fuego de su salón de clases.
Créanme, estimados lectores, que la seguridad escolar no es un tema fácil, pero como responsabilidad es prioritaria en el sistema educativo; los programas para asegurar la tranquilidad, paz y seguridad en los planteles y la aplicación de los reglamentos y la protección civil, son base en el cuidado de nuestros alumnos que son el objetivo principal.
Y no es fácil, pero tampoco imposible. Se necesita simplemente cumplir con las normas y crear métodos, programar acciones, pero sobre todo involucrar a los alumnos y padres de familia, trabajadores y docentes en el tema y sobre todo en la prevención que es básica.
Creo que en esta responsabilidad hemos cumplido y aunque nos falta mucho camino que recorrer, hasta el momento han disminuido los problemas y la percepción de seguridad es mayor en nuestros planteles; seguiremos trabajando por el interés superior de las niñas, niños y adolescentes.
Por cierto, que hayan pasado un feliz día del niño; sigamos teniendo las ilusiones que caracterizan a los niños mexicanos.