En los últimos años de la historia de nuestro país, uno de los temas más álgidos para el gobierno y la ciudadanía, es el de los delitos de alto impacto, sobre todo aquellos que vulneran directamente la tranquilidad y paz social de grupos sociales que aportan en gran medida la economía para el desarrollo de una nación creciente como la nuestra.
Cuando nos enteramos de que los grandes cárteles de la droga ahora se dedican a la extorsión y el secuestro, nos podemos dar cuenta del porqué ese temor en la sociedad aumenta cada vez más, y si a esto le sumamos la desconfianza que la ciudadanía le tiene a la autoridad, podríamos argumentar que existe un vacío de seguridad y una necesidad de protección de quienes dedican su tiempo a trabajar y a producir en pro de esta sociedad temerosa y llena de dudas.
En días pasados, en una reunión de amigos, me enteré de que los secuestros han disminuido de manera importante en el Estado de México, y solo espero los datos para confirmarlo, pero lo que sí puedo decir es que al frente de la Coordinación de Fiscalías para el Secuestro de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, está un servidor público probo y honesto, que ha entregado su vida profesional al ataque en contra del crimen organizado y que de manera importante ha ofrecido buenos resultados a la sociedad; ahí es en donde debe radicar la confianza ciudadana, en la visión positiva de verdaderos servidores públicos como Rodrigo Archundia y su equipo de trabajo.
Ustedes saben estimados lectores, que soy el más ferviente crítico del actuar de las corporaciones policiales y de los órganos gubernamentales que persiguen delitos y procuran justicia y que en columnas anteriores he manifestado cuales son las debilidades de la Fiscalía General de Justicia en el Estado de México, pero lo importante es, también, informar sobre las acciones que nos lleven a cambiar esa percepción de inseguridad que tenemos al ver todos los días noticias negativas en este tema.
Volviendo al asunto, es importante que recuperemos la confianza en las instituciones, pero, sobre todo, en los hombres que las dirigen porque a la sociedad le hace mucha falta sentirse segura y protegida, sabiendo que hay servidores públicos honestos y con vocación de servicio, para vivir con la seguridad de que el crimen organizado no les ha rebasado y mucho menos en una sociedad en la que, aunque suene a eslogan, somos más los buenos que los malos.
Por cierto, agradezco también a la Fiscalía estatal el interés y su trabajo en la problemática de los robos cometidos en contra de planteles educativos, la solución es la detención de las bandas que se dedican a esta terrible actividad, pero en conjunto estoy seguro que acabaremos con el problema.