Con un poco de tolerancia muchas historias no terminarían en golpes, insultos, suicidios o asesinatos.
En estos últimos días he sido testigo de muchos casos donde la tolerancia es un valor en franca agonía.
En redes sociales un video me impactó, me dio un golpe de tristeza. El video, grabado en China, muestra la circulación de los autos sobre un puente; destaca un auto compacto blanco que se detiene, tarda unos segundos y se observa a una mujer cerrando las puertas, pero sigue sin moverse, de pronto, sale del vehículo un adolescente, de la parte trasera, justo atrás del conductor.
De manera inmediata, la mujer tratando de alcanzarlo, sin éxito. El joven se lanza del puente y muestra la imagen de la mujer de horror, impotencia y dolor. Algunos espectadores tratan de auxiliar a la mujer. El video tiene una pequeña explicación: se trataba de una discusión entre madre e hijo por quitarle el celular. No sabemos cuál fue el motivo real, pero está claro que no existió tolerancia para la situación y la mejor solución para el joven fue quitarse la vida.
Otra historia más, de la falta de tolerancia, se escribió en Toluca, capital del Estado de México. Una pareja discutía y seguramente fue una gran pelea, porque terminó a balazos, su esposo le disparó y le quitó la vida; nadie estuvo presente, pero la conclusión fue esa. Cuando ya no hay argumentos y tolerancia, ¿la opción es quitar la vida?
En el Valle de México, por no darle el paso a otro automovilista, o por cerrarle el paso, ya es motivo de asesinato o, si bien te va, con hachazos.
Caray, la vida ya no vale nada.
La tolerancia se quiebra y entra la violencia. Hoy nuestros niños dan muestra de la falta de tolerancia arreglando los problemas a golpes, porque más grandes también arreglan las cosas a balazos, contra el maestro o contra sus propios compañeros. Y esto ya no es exclusivo de otros países, ya es a la vuelta de la esquina.
La gente está acelerada, enojada, intolerante; no damos el paso, a la menor provocación hay mentadas de madre; en los centros de trabajo ambientes ostiles; en las casas se solucionan los problemas a golpes, porque así lo demuestran los niños; los partidos de futbol también han sido manchados con la violencia.
Urgen una campaña de valores y de tolerancia. Recuerdo que antes la televisora mayor tenía sus espacios dedicados al servicio de la comunidad y también invitaba a respirar y a contar hasta 10 cuando el enojo se hacía presente para evitar un acto violento.
Hoy, con más canales de televisión se promueve la violencia en todas sus modalidades; se promueven estilos de vida sin valores porque hay más diversión, y la falta de tolerancia nos llevará a que pronto no podamos vivir en sociedad.
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