La violencia y la inseguridad le juegan rudo a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien lo que sí ha demostrado en estos primeros meses de su administración, es una espeluznante incapacidad para realizar las tareas de gobierno, no es con mítines, aplausos o el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador como logrará contener la ola que ha puesto en jaque a los capitalinos.
Al grito de “no estás sola” el presidente se fue a defender a Sheinbaum en un mitin diciendo que se siente muy tranquilo en la ciudad porque tiene una extraordinaria jefa de gobierno, al tiempo de quejarse de que la maltratan mucho unos grandulones, abusivos y ventajosos, y remató; “tiene el apoyo del presidente de la república y del pueblo de la ciudad”.
Pues parece que los grandulones y abusivos no se encuentran precisamente en el hampa de los medios de comunicación, o en sus adversarios, el reclamo lo hacen los gobernados, y es el resultado lógico de su sentir porque en lo que va de su gobierno se han disparado los niveles de inseguridad de forma alarmante.
La organización Semáforo de Delitos de Alto Impacto reportó que durante los primeros tres meses del año se incrementaron en la capital mexicana delitos como el secuestro en 550 por ciento, violaciones 454 por ciento, extorsión 127 por ciento, robo a negocio 62 por ciento, homicidios 48 por ciento, narcomenudeo 31 por ciento, y se trata de la misma ciudad que hace no mucho tiempo llegó a catalogare como una de las más seguras.
Ya debería ser tiempo para que en lugar de acusar a los gobiernos anteriores, así como a los medios de comunicación y a sus adversarios, se pongan a trabajar en una verdadera estrategia para contener, en primer lugar, el crecimiento de la delincuencia, y por ende de la inseguridad que es uno de los reclamos más sentidos de la ciudadanía que animada por ver un cambio que se prometió no termina por aparecer.
Pero parece que al nuevo gobierno le interesa más su imagen que aplicar la política necesaria para reducir los altos niveles de inseguridad que se presenta en la entidad todos los días, lo que la ha llevado a ser catalogada como una de las más inseguras del país, pues está ubicada en color rojo de la organización mencionada, sólo por debajo de Nuevo León.
El reclamo social se hizo latente después del secuestro y asesinato del joven universitario Norberto Ronquillo de la Universidad del Pedregal, pues en redes sociales se volvió trending topic la petición de la renuncia de la jefa de gobierno.
¿Esos son los grandulones y abusivos a los que se refiere el presidente López Obrador? Y ¿cómo la va a defender? Debería el ejecutivo federal preocuparse más por exigirle a la jefa de gobierno que se aplique para contrarrestar a la delincuencia y él debería preocuparse un poco más por el bully que le hace también todos los días Donald Trump, al que no haya ni cómo enfrentarlo, ¿quién lo defenderá a él?
Sería bueno hacer a un lado la política absurda de la austeridad republicana en pos de programas sociales clientelares y de proyectos sin razón para dar un impulso decidido a los cuerpos de seguridad, al incremento del personal encargado de ella, al personal del Ministerio Público, de peritos, es necesario en un país en donde la presunción de que todo marcha bien es sólo el pretexto para no inyectar el recurso a donde realmente se requiere.
El discurso gastado de abrazos y no balazos debería ser sólo utilizado en campaña, la necia realidad le da de cara a las ambiciones de un arrogante y poco efectivo propósito de implementar un nuevo sistema político en México, con la idea de que será un ejemplo para el mundo.
Las condiciones de zozobra en la que viven millones de mexicanos reclama que sus autoridades pongan atención en tan delicado tema, no es con mítines, en los que por cierto se presume que todo va bien, y en los que la queja recurrente es que existe una andanada de la prensa fifí o de los adversarios, como mejorarán las cosas.
Por mucho que se presuma que todo es el resultado de quienes quieren que le vaya mal al país, genera sólo una percepción de incapacidad mezclada con una realidad inexistente, los números son claros, ya deberían darse cuenta que no es únicamente con usar sus datos como se compondrán las cosas.
Gobernar a un país de las dimensiones del nuestro representa un gran reto para un verdadero estadista, las pruebas que se presentan a diario, desenmascaran al demagogo, al que sólo escupe palabras en zona de confort.
Para cuando será el día que reaccionen y se pongan a trabajar en lo que fueron contratados, porque el voto ciudadano representa eso, un contrato de alguien que presumió ser diferente y mucho mejor de lo que se tenía, no señor, no hay grandulones y abusivos en otra parte que no sea en la delincuencia, ¿qué harán?
