Con insistencia el presidente Andrés Manuel López Obrador arremete una y otra vez con la intención de fijar constitucionalmente la figura de la Revocación de Mandato, la que debería ser delegada exclusivamente a quien corresponde tener ese derecho, al pueblo. No propiamente en manos de algunos cuantos como se pretende de acuerdo a la propuesta enviada a la cámara de senadores, proveniente de la de diputados.
La elección de un representante no puede estar sujeta al capricho o enojo de unos cuantos, por eso la mecánica tendrá que estar sujeta a un amplio debate, porque tal circunstancia estaría siendo maniatada en la lucha por el poder, haciendo a un lado, o más bien, confundiendo al electorado.
El actual presidente de México a señalado que es importante que exista la figura de la revocación en la Carta Magna, podría considerarse que la intención es para que los ciudadanos en un análisis político - social del desempeño de quien fue elegido para gobernar, sea sometido a un examen riguroso y a través del voto aprobar su gestión o de plano reprobarla.
Bajo este punto de vista, la propuesta podría ser bien recibida en apariencia, en especial, porque los ejemplos de administraciones mal llevadas en el pasado ponen en reflexión tal cuestión, no se hubiera permitido tanto daño al pueblo como se presume que se ocasionó. Pero muchas veces tal calificación es el resultado de apreciaciones subjetivas, y no siempre en base a los resultados, que es en donde sí debería prevalecer la dinámica de la evaluación.
De ser posible esta condición, el actual presidente se encontraría en riesgo de perder su cargo como titular del Ejecutivo, dados los resultados por las determinaciones que han afectado a varios sectores de la sociedad, sin embargo, a pesar de que todo hace suponer que no hay mejora en los problemas que enfrenta el país, aún el gobierno es demasiado joven para tal valoración.
No obstante, hay señales en las que los gobernados tienen que poner especial atención, porque es común que en muchos lugares del planeta, en especial en las naciones latinas, incluyendo México, una vez que el ciudadano emite su voto para elegir a algún representante piensa que es hasta ahí en donde llega su obligación, ya sea para elegir al presidente, a los integrantes del Congreso de la Unión, de los congresos locales o ayuntamientos, y se olvidan, y esto puede ser porque aparentemente esperan que todos ellos cumplan con lo que prometieron en campaña, y así dejan pasar el tiempo hasta las próximas elecciones.
A menos que la actividad o inactividad de sus representantes les afecte directamente, ya sea como individuos o en su entorno, es entonces que se asoma a los medios informativos para saber qué esta sucediendo. Lo que puede resultar delicado, es que se consulte en redes sociales en donde se tergiversa la realidad en muchas de las veces.
A casi un año del triunfo en las urnas del tabasqueño, cuando resultó elegido al cargo más importante, ha señalado que dará un informe de los resultados del trabajo realizado por su gobierno hasta el momento, para demostrar que vamos bien, que tiene otros datos, que todo pinta de maravilla para lo que resta del sexenio.
La óptica de muchos será muy distinta a la que presumirá el primer mandatario, en especial, de quienes se han visto afectados por las decisiones tomadas en los primeros meses de gobierno, muchos quieren saber más bien, para cuando terminará su administración, o se encuentran arrepentidos por haber votado en favor de quien prometió y prometió mucho, colocando una vara que le ha quedado excesivamente alta.
El futuro del país se encuentra en un verdadero acertijo, las formas, los modos y en especial la distribución de la riqueza han hecho que se resientan los cambios. Las diferentes áreas del gobierno se han reducido a un raquítico desempeño casi nulo en algunas de ellas, lo que afecta en el servicio que recibe la población, en especial, en los temas más delicados como el de la seguridad y la salud, son los que más han resentido el impactado de los cambios, porque con los recortes a machetazo limpio representan más violencia, más inseguridad, más enfermos.
Ahora tenemos un pueblo que padece de muchas dolencias, los pobres siguen sin encontrar su destino, ahora sufren más porque les fueron retirados apoyos con los que contaban con programas como Progresa, y que desafortunadamente no han entrado en el particular modo de distribuir los nuevos programas sociales anunciados con bombo y platillo, quedando desamparados, ¿cuál fue su error?, y por otro lado, la clase media es un delgada franja social que tiende a desaparecer.
La idea de la revocación del mandato no ha surgido del pueblo, consciente que eligió a un gobernante por seis años, al que debería exigirle más bien, que no tome decisiones que le afecten, que dañe a las estructuras del gobierno, porque lo debilita, así como a las instituciones que tanto le costó a los mexicanos construir.
La conquista social que se logró al arrebatarle a los gobernantes apoyos a los diferentes sectores, representan poco de lo mucho que se merece la sociedad, pero cada vez van haciéndose más pequeños, bajo el pretexto de haberse detectado corrupción, la bandera preferida del gobierno, aunque no se haya demostrado, mientras la impunidad se ríe a carcajadas, como lo hace el tabasqueño cuando dice uno de sus chistes, sin chiste y que solo le ocasionan gracia a él.
La revocación no es otra cosa más que el pretexto de continuar en campaña, la que nunca ha soltado, aparecer en la boleta para empujar a sus desconocidos candidatos, y así poder finalmente tener la mayoría que necesita para poder hacer lo que le venga en gana, no es otra la intención, quiere todo el poder, punto.
