Parque estatal Sierra de Guadalupe, un esfuerzo casi sobrehumano

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Parque estatal Sierra de Guadalupe, un esfuerzo casi sobrehumano

Domingo, 30 Junio 2019 00:12 Escrito por 
Parque estatal Sierra de Guadalupe, un esfuerzo casi sobrehumano Naturismo y salud

Para entender y valorar lo que es el pulmón ecológico urbano más importante de América Latina, el parque estatal Sierra de Guadalupe, hay que estar en trabajo de campo en la época más difícil del año, la temporada de sequía, y atreverse a combatir con las brigadas especializadas de la Delegación Regional a cargo del ingeniero Gerardo Valverde, por lo menos un incendio.

Pero también hay que atreverse a visitarlo en la época de más belleza en dicha reserva ecológica, la de lluvias, en que todo el verdor hipnotizante hace comprender cuan importante es éste pulmón para una de las ciudades más pobladas y urbanizadas del mundo, con alrededor de 22 millones de habitantes que son beneficiarios de una serie de servicios ambientales que la misma otorga de manera gratuita, entre ellos la oxigenación y la limpieza del medio ambiente al captar 75 mil toneladas de dióxido de carbono anualmente.

Vale decir que el esfuerzo institucional que se da a través de la Coordinación General de Conservación Ecológica, que dirige el biólogo Pedro Flores Marker, dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente, es casi sobrehumano ya que no sólo esa reserva ecológica cuenta con un número reducido de guardabosques sino además con una mínima vigilancia de la policía estatal especializada en terreno agreste, en tanto las partidas presupuestales para su programa de manejo parecen ser reducidas.

Durante el último incendio de la temporada de sequía de este año no se contó, tal vez por cuestiones presupuestales, con un carro bomba de los más modernos que requiere el parque, como el que adquirió o le donaron al municipio de Tultitlán, una belleza admirable de unidad, de las más modernas del mundo, al parecer canadiense. Bien merece uno así el parque estatal Sierra de Guadalupe por su importancia geográfica.

Sobrehumano, sí, porque no sólo hay que meterse a combatir un incendio para comprender qué es y de qué se trata, sino además afrontar el riesgo, en terreno agreste minado de piedras volcánicas, de dar un mal paso y romperse una mano, pie, la cadera o la cabeza como le ha ocurrido a guardabosques que de milagro están vivos y lo pueden contar.

No sólo el personal de brigadas (que se han reducido por cuestiones de la crisis nacional que pega a dependencias menores como la Coordinación del biólogo Marker) expone sus vidas, pues en los casos de emergencia se le ve a todos los administrativos de la Delegación de Gerardo Valverde estar presentes, aún fuera de su horario habitual, y poner el mejor de los esfuerzos, si se requiere, hasta altas horas de la noche tragando humo al apagar el fuego. Esta delegación, como otras, requieren más estímulos y presupuesto, pues se trata de mexicanos de a pie que ponen el corazón y el alma por un trabajo en el que tienen la camiseta bien puesta. Aman a la Sierra y por ende su trabajo.

Hay una serie de videos y fotos, incluso de las agrupaciones ambientalistas voluntarias de Sierra de Guadalupe que valdría la pena que el gobernador Del Mazo, el Secretario de Medio Ambiente, Jorge Rescala, y el mismo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien ha expresado su incondicional reconocimiento al titular del Ejecutivo estatal, vieran con detenimiento para que recuerden el esfuerzo sobrehumano que ponen brigadistas, administrativos, directivos y los grupos voluntarios (estos con sus raquíticos recursos también) por preservar el pulmón más importante para el gran Valle de México.

La Delegación Regional en Sierra de Guadalupe ha contado con un personal extraordinario cuya labor sería digna de ser documentada por algún canal de la ciencia como National Geographic, por ejemplo, y ha sido dirigida en las dos últimas décadas por delegados bien preparados como los ingenieros Jaime Ramírez Rivas, Carlos Morales Espinoza y últimamente Gerardo Valverde Nieto, quienes no sólo han puesto en alto a la Secretaría de Medio Ambiente y la Coordinación General de Conservación Ecológica sino que a pulso recorren diariamente el terreno agreste para conocer sus necesidades, las de su personal y coordinar al voluntariado para estrechar el esfuerzo institucional con la sociedad organizada.

El esfuerzo, insisto, es casi sobrehumano, pues en temporada de sequía ante la falta de policía de montaña las brigadas ecologistas voluntarias se ofrecen a hacer patrullajes preventivos contra incendios como lo ha hecho Veredeando de Rafael Alvarado, Runners Norte, de Roy Fuentes, y Franature. Sucede que de siete elementos de policía a veces se quedan dos en Sierra de Guadalupe para la vigilancia de 5 mil 300 hectáreas porque a los demás los retiran para hacer servicios externos.

No es justo, mucho menos en tiempo de sequía cuando ante las contingencias ambientales la gran ciudad, y sobre todo el parque, merecen una estrecha vigilancia de muchos más elementos de turnos de 48 por 48 horas (como lo han consensado los grupos ambientalistas) para evitar incendios y, en consecuencia, el humo tóxico que agrava la contaminación del gran valle.

*Presidente de la ONG Franature

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Víctor M. Zendejas Orozco

Naturismo y salud