La política está un poco como de cabeza. El partido en el Poder es el movimiento de Regeneración Nacional, esa organización que fundó Andrés Manuel López Obrador y que se nutrió con políticos que han seguido ciegamente su estrella y con muchos otros entre oportunistas y desencantados de su militancia.
El PRI de pronto se encontró con que es oposición y no se encontraba listo para ocupar este rol, de hecho nunca ha sabido cómo comportarse como tal. No hay un líder visible que enarbole las quejas en contra del gobierno, no hay quien se atreva a levantar la mano y menos la voz.
Ante la falta de un liderazgo real que aglutine, que convenza y que tire línea (porque los priistas sólo están acostumbrados a seguir la línea y por ende ahora andan como huérfanos) sólo un grupo ha sido capaz de enfrentarse a la aplanadora que representa Morena, porque siempre han batallado como oposición aún en contra de quienes debieran ser sus correligionarios.
Hablamos de Antorcha Campesina, organización que no necesita que le tiren línea, porque tienen sus propios intereses, sus propias necesidades, su propio protocolo de actuación y su propia logística. Militantes del PRI, siempre han actuado como si fueran opositores a ese partido.
Ahora, es el único grupo que se ha enfrentado abiertamente a López Obrador. En todos los estados a donde acude el presidente, un grupo de antorchistas -aunque sea mínimo- asiste a sus eventos y se dedican a denostarle, a gritarle, a pedirle, a exigirle. Y vaya que la organización ha sabido hacerse de presencia en todo el territorio nacional, así que no les cuesta trabajo desplazar a sus militantes y simpatizantes en una logística onerosa y a veces grotesca.
Este movimiento nació a principios de la década de los años setenta en Texcoco, Estado de México, en las instalaciones de la entonces Escuela Nacional de Agricultura y su líder, Aquiles Córdova Morán, fue uno de los profesores que encabezaban el movimiento que detonó en la creación de la Universidad Autónoma de Chapingo.
Aquiles, sin embargo, fue expulsado de Chapingo y en 1974 creó en Tecomatlán, Puebla, ese movimiento al que dieron en llamar Antorcha Campesina. De ahí al presente ya pasaron algunos años y la organización ha crecido mucho, al grado de que tienen presencia prácticamente en todo el país.
En el Estado de México su presencia se ha fortalecido al paso de los años por su complicidad con el Poder. Ellos hacen el trabajo sucio y el gobierno les paga en especie. Así, han obtenido diputaciones, presidencias municipales, regidurías y mucho apoyo para sus afiliados.
Tienen un peculiar sistema de trabajo: organizan a grupos de personas que no tienen vivienda y van y se meten en terrenos agrestes, sin servicios de ningún tipo. Llegan como aviadores o como se decía antaño, como paracaidistas. Luego que se apropian del terreno empiezan a exigir servicios a las autoridades municipales y estatales, generalmente con manifestaciones o plantones, hasta que poco a poco logran lo que quieren.
Así han surgido muchas colonias antorchistas en todo el estado y como en la realidad si le cumplen a sus afiliados, logran de ellos todo su apoyo para las movilizaciones a favor de tal o cual candidato o en contra de quien les ordenen o de quien no les cumpla.
Hoy pueden ser amigos del gobierno y mañana sus acérrimos rivales si no les entregan lo que ellos piden. A ese chantaje social y político sin fin, es al que Andrés Manuel López Obrador se ha referido en muchas ocasiones para decir que ya se les acabó, que con él no tendrán ningún tipo de canonjías, ni prebendas.
Por eso Antorcha se hace presente en todo y cada uno de los actos públicos que encabeza el presidente. Sus más recientes y ruidosas apariciones fueron en Ecatepec y Nezahualcóyotl donde llevaron cientos de acarreados para gritarle consignas al mandatario.
Negociar con ellos es como hacerlo con el viento. Si les conviene o les interesa hoy te dicen que sí y mañana ya cambiaron de forma de pensar y de ver las cosas y entonces te cierran calles, te movilizan gente y ponen de cabeza tu comunidad. Así es con ellos.
¿Esa es la oposición que le conviene al PRI?