Primero entendamos 2 cosas: 1) la inversión a Corto Plazo, que se trata de adquirir activos cuyo vencimiento es menor a un año, el capital invertido se puede recuperar antes de un año. Pueden ser productos de renta fija con vencimiento en ese plazo o valores que una vez adquiridos se pueden vender cuando cuando se desee.
Este tipo de inversión, activos a corto plazo (o en posiciones cortas) implica que no se quiere exponer el dinero demasiado tiempo, ya que se asegura una mayor agilidad para rescatar o reinvertir de nuevo el capital. Invertir a corto prioriza la liquidez y la seguridad, a menos que se emplee con fines especulativos.
Y 2) Contrario a la de Corto Plazo, la Inversión a Largo Plazo, implica buscar alternativas que se puedan mantener en cartera durante más de un año, con lo cual se puede generar una mayor ganancia, ya que a lo largo del tiempo aumenta la probabilidad de inestabilidad en algunos mercados, los riesgos de recuperar el capital y aumenta la posibilidad de pérdidas potenciales, por eso es que las inversiones a mayor plazo generan mayores rendimientos,
Lo anterior funciona así en condiciones normales, si graficáramos los rendimientos de ambos tipos de inversión, la curva tendría una pendiente positiva en la que cada activo ofrece una rentabilidad mayor a medida que aumenta su fecha de vencimiento. En otras palabras, no es lo mismo prestar dinero a alguien durante tres meses o un año que hacerlo con una promesa de devolución a diez o veinte años. Los vencimientos más largos deberían ofrecer un interés superior.
Sin embargo, cuando ocurre lo contrario es porque se avecina una crisis, desde 1970, cada recesión en EEUU ha estado precedida de una curva invertida produciéndose con una antelación de 9 a 25 meses y en diciembre del año pasado los bonos estadounidenses a un año y el bono a 10 años se invirtieron, presentando alrededor de 10-14 puntos básicos de diferencia. Ahora bien, cabe resaltar que dicha inversión de la curva es una consecuencia, no la causa de la llegada de una recesión.
Por poner un ejemplo, los gobiernos de países como Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y México, entre otros, están pagando más por endeudarse a corto que a largo plazo. El drástico cambio de la lógica financiera habitual puede ser incomprensible pero tiene causas específicas y está enviando importantes señales de advertencia de la recesión que se avecina, sin ir más lejos, los bonos están teniendo el mismo comportamiento que previo al estallido de la crisis financiera de 2008.
Algunos expertos sugieren que debería ser prioridad aplicar estímulos fiscales para elevar la productividad a través de las inversiones que generan crecimiento, mejorar la infraestructura, y recortar impuestos, entre otras medidas, para volver a tener crecimiento más robusto e inflación.