Con todo respeto, pero Nicolás Maquiavelo, historiador, cómico y trágico, se parecía en el humor más a Groucho que a Karl Marx. Esa es mi conclusión después de leer la estupenda biografía La Sonrisa de Maquiavelo que escribió su compatriota Maurizio Viroli (Ed. Tusquets, 2002).
Además de investigar la realidad como detective y concebir y propugnar por el realismo político, Maquiavelo se daba tiempo para escribir algunas comedias, la más destacada, La Mandrágora.
En La Mandrágora, la maquiavélica idea de "el fin justifica los medios" está presente en la obra, es una alegoría de la realidad que se vive en su tiempo. Escrita 80 años antes de que Shakespeare hiciera su primera comedia, ahí no encontramos ningún personaje capaz de dar muestras de desinterés o bondad. La comedia de Maquiavelo se puede leer como un penoso compendio realista de las flaquezas humanas. A propósito de una historia ciertamente cómica el autor reiteraba su realismo: los seres humanos sólo se interesan en su beneficio personal, incapaces de cualquier altruismo o conducta filantrópica.
Algo que ya había expuesto seis años antes en su difundido Príncipe, que descubrió los principios de la real politik que ha practicado la humanidad hasta hoy.
El intelectual judío francés Raymond Aron en sus Lecciones de Historia nos dice que ambos Karl Marx y Nicolás Maquiavelo son como detectives por su actividad de investigación ¨científica¨, en su acepción moderna del término debido a su neutralidad axiológica (valores) a la hora de llevar a cabo sus investigaciones, mientras que Marx quiso a su vez ser un científico puesto que llevó a cabo un riguroso análisis del régimen capitalista y por su esfuerzo en exponer las contradicciones internas de este régimen de producción que de crisis en crisis y transformándose sigue imperando.
Aunque Karl Marx sentenciaba que la historia se repite dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa, nunca escribió cosas de arte y el hecho es que se puso a investigar ¨científicamente¨ solamente el aspecto económico, lo que según muchos siguen siendo válidos sus muy graves hallazgos sobre la “composición orgánica del capital”, la “ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia” o la “tasa de plusvalía” (y los que no lo crean no van a saber por qué viene una nueva crisis del sistema capitalista mundial).
Maquiavelo se había interesado principalmente en la política, mientras que Marx centró su interés en la economía. Como bien señala Aron, “El Capital” de Marx es básicamente un análisis del funcionamiento del régimen capitalista de producción y sus contradicciones internas que lo llevarían, a la larga, a su desaparición. En suma, el trabajo de Marx, el denominado “socialismo científico”, fue más bien, una “ciencia del capitalismo” y, para ser más preciso, una ciencia del capitalismo tal como operaba en la Inglaterra del siglo XIX.
Donde se le pasó la mano a Marx fue en que se puso a predecir...y le fallaron sus profecías. Destacado vocero, compañero y benefactor de Marx, el empresario progresista Federico Engels aparece en el libro La lección de Sheherezade, en el interesante capítulo Karl Marx, Detective, donde su autor Enrique Lynch narra como Engels explica lo que Marx quiso decir y comienza introduciendo una historia: según Marx el capital que aparece en escena primero como dinero, se transforma en capital al cabo de determinados procesos.
La defensa de las tesis marxistas se plantea entonces como el relato razonado de estos procesos. Pero pese a que al lector le hubiese bastado con la descripción lisa y llana de los procesos, Engels se embarca en un proyecto mucho más complicado: concibe una narración que, en determinado punto de su desarrollo, se bifurca para constituir una doble trama, la trama del proceso de transformación del dinero en capital y la trama de la detectivesca investigación seguida por Marx para explicar dicha transformación.
Tras la lectura se ve claramente la razón para esta curiosa exposición: la trama "descubierta" por Marx nos da la clave para interpretar un proceso histórico, la formación del capitalismo como modo de producción hegemónico, pero en lugar de exponer la clave como tal Engels nos cuenta una interesante historia de detectives, donde se descubre al capitalista autor del ¨complot¨ que provoca las crisis.
Cuatro siglos después de Maquiavelo y cuatro años después de que el judío alemán Karl Marx falleciera en 1883, nacía en Estados Unidos el mayor de los Hermanos Marx, paradójicamente apodado Chico aunque en realidad el más chico de los hermanos nació en 1901. Hijos de inmigrantes judíos, el padre - sastre de profesión- era de Alsacia y la madre de Alemania. La madre, Minnie, venía de familia de artistas pues su papá era ventrílocuo y su madre cantaba y tocaba el harpa.
Fueron los comediantes Hermanos Marx, más conocidos por sus apodos artísticos como Chico, Harpo y Groucho (los hermanos Marx realmente fueron cinco pero eran como los tres mosqueteros de Dumas, que eran cuatro). Además, estaban Gummo y Zeppo que impulsados por su madre Minnie al vodevil junto con sus hermanos en sus primeros años, más tarde se dedicaron a los negocios, ya que no le veían un buen futuro económico a las payasadas familiares de sus hermanos mayores.
Es curioso que el apellido Marx fuera venerado a través de estos cómicos y que no fueran satanizados por ello en el anticomunista Estados Unidos, lo que habla bien de esa democracia pragmática que hasta la fecha sabe reírse de sí misma, y más ahora que los políticos le hacen la competencia a los comediantes profesionales.
Para completar esta maquiavélica marxología cabe recordar que el escritor Ron Goulart publicó entre 1998 y 2005 una serie de seis novelas cuyo protagonista es Groucho Marx, el Detective Maestro, llenas de ingeniosas frases similares a las habituales de las ¨Grouchorías¨ que recopila Toni Giménez Fajardo (no es albur) en su libro subido a la página web del autor para descargarlo gratuitamente. www.tonigimenez.cat/bibliografia.htm
En fin, como decía Oscar Wilde: la situación es grave, pero no es nada seria.
O como decía Groucho, la vida es demasiado importante como para tomársela en serio.
En resumen, Karl Marx se indignó con el capitalismo. Nicolás Maquiavelo esbozó una irónica sonrisa ante la perenne tragicomedia política. Y los Hermanos Marx se rieron hasta su muerte de todo el sistema.
(Septiembre-2019)