La sucesión de Alfredo del Mazo Maza

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La sucesión de Alfredo del Mazo Maza

Miércoles, 09 Octubre 2019 00:08 Escrito por 
La sucesión de Alfredo del Mazo Maza Lo bueno, lo malo y lo serio

En política es difícil encontrar espacios vacíos, siempre hay de qué hablar, tratándose de la sucesión de los titulares; del ejecutivo federal, estatal y municipal, son de las que se roban la atención, en especial de la clase política, y para el partido gobernante con mayor razón, el motivo suena lógico, el interés es saber quién se formará en la fila para ser el elegido para sustituir al actual.

Uno de los grandes éxitos que llevó al otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional a mantener su hegemonía por muchos años fue la obediencia, guardar respeto por quien tenía la varita mágica para decidir quién debería ser acomodado en tal o cuál posición. Por lo mismo, el desfile de importantes políticos interesados era todo un espectáculo.

Ya se veía el acercamiento y coqueteo para la propuesta del magnánimo quien determinaría el futuro inmediato para las siguientes elecciones, y precisamente, la superioridad del partido se debió a que tal vez los aspirantes al no tener oportunidad en algún otro instituto político para hacerse del poder, era que se alineaban a tal decisión.

Para el caso de que alguno no estuviera de acuerdo, o estuviera inconforme por la decisión que no le favorecía, podía hacer bulla, era permitido, siempre dentro de la norma no escrita pero bien entendida por la mayoría, para que al final y si no se excedía en el reclamo, entonces hacer labor de convencimiento, y colocar al inconforme en algún cargo en el que quedara satisfecho.

Muchos de ellos guardaban la esperanza de que con el tiempo, el cargo de elección popular que les interesaba, como premio por sumar y no restar, le podría ser concedido, arropado desde luego por una estructura que asemejaba a la maquinaria perfecta de un reloj suizo, el ejército de priistas con capacidad para caminar kilómetros y convencer a la ciudadanía era impresionante.

Sólo que con el paso de las contiendas electorales, y con el avance lógico de los que en ese momento eran oposición, sumando desde luego la inconformidad de los que no veían para cuándo podría llegar el día de ser ungidos candidatos, mermó el poder y control que tenía del poderoso en el gobierno.

Elecciones con carros completos empezaron a ceder terreno, anunciando un debilitamiento del fuerte que había bajado la guardia durmiéndose en sus laureles, pues con exceso presumía que el desgaste sólo lo representaba repartir el pastel del triunfo, pero poco a poco los demás ganaron espacios, incontenibles.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Manuel Clouthier “Maquío”, entre otros, fueron pieza trascendental en el despegue de la oposición, los alcances de su lucha merecían grandes comentarios y columnas para dar detalle de los movimientos que realizaban, lo que distinguió a los mencionados fue que aparentemente tenían bien visualizado cuál era el proyecto de nación que querían proponer para México.

Al darse cuenta en el PRI que la soberbia estaba causando mella en el control que tenían, empezaron a preocuparse, sólo eso, porque poco fue lo que en apariencia rectificaron, pues ya tenía un buen rato que se habían apartado de sus causas y principios, abandonando a la gente, y se olvidaron de su base que era capaz de grandes movilizaciones, tanto que fue la que por muchos años soportó el aparato de élite del instituto.

Y vinieron las primeras derrotas, con ellas un ligero intento de cambio, pues aún con incredulidad veían el avance de los adversarios, pero de nuevo los excesos de magnificencia volvieron a aparecer para dejarlos plantados, porque tiempo después perdían espacios muy importantes, pero, aún no se veía para cuándo podrían perder la posición mas importante, la presidencia de la República.

Vicente Fox Quesada llegó a la presidencia en el año 2000, dándole una dura lección al orgullo del PRI. Con el logro del Partido Acción Nacional como consecuencia de la energía mostrada por Fox, mucho fue el territorio que pintaron de color azul, la alternancia en el poder generaba la esperanza de haber avanzado hacia el sueño democrático.

Le siguió Felipe Calderón Hinojosa en 2006, también panista, quien ganó con poco margen al candidato del PRD en coalición con el Partido del Trabajo y Convergencia, Andrés Manuel López Obrador, el crecimiento de la izquierda ya era evidente, ya que había dejado rezagado en el tercer lugar al PRI, que fue de la mano con el Verde Ecologista, con Roberto Madrazo como candidato.

Con lo sucedido, el Revolucionario Institucional empezó a reaccionar, las coaliciones que antes eran negadas por la mayoría de sus cuadros, ahora se veían necesarias, y para las elecciones de 2012 en coalición con el PVEM, recuperaron la presidencia con Enrique Peña Nieto.

El motivo de la coalición lo dio el análisis que demostró que Fox había ganado por esa coalición con el Verde, por lo que el PRI se lanzó tras esos votos que significaban una bocanada de aire puro para sus aspiraciones, desde entonces ya no ha sido nada igual, ya no hay elección en la que no se vean las alianzas. En su momento, Morena dio la impresión que iría sólo a las de 2018, pero parece que los asesores hicieron su trabajo y recomendaron que no podían arriesgarse, y no lo hicieron.

Ahora, cuando aparentemente el expoderoso PRI aparece como el benjamín, entienden que se tienen que poner a trabajar para tratar de recuperar la confianza que dilapidaron, lo que son las cosas, para no perder el registro primero, y después, para convencer de un cambio, ¿cuál? El que sea, pero debe ser convincente, y dejar las prácticas omnipotentes.

Lo anterior, porque viene la sucesión de Alfredo del Mazo Maza en el gobierno del Estado de México, en donde Morena se frota las manos al contar con un territorio pintado en su mayoría de color marrón, y sus altos mandos buscan con quien darle la puntilla al PRI, ya que es una entidad que no ha cambiado de color.

La lista es grande para los morenos, sin duda se puede ver a Delfina Gómez buscar de nuevo el escaño, pero hay otros que levantan la mano, entre ellos y en un descuido se puede colar Juan Rodolfo Sánchez Gómez, alcalde de Toluca; por parte del PAN y por la buena labor que ha desempeñado, Enrique Vargas del Villar, presidente municipal de Huixquilucan, parece que será un fuerte aspirante, y tal vez sea la única carta promisoria de ese partido.

Por el PRI es menester que la selección se apegue lo mas posible a alguien que sea aceptado por su base, la que ha venido a menos, pero que puede ser capaz de unificar a los priistas de cepa. Los nombres de buenos cuadros le sobran, sólo que en apariencia los rivales los creen de antemano derrotados, puede ser un gran error de considerarlo así.

La concertación de los líderes debe ser a conciencia para buscar la mejor opción, pero dependerá mucho de lo que pueda hacer el gobierno de Del Mazo, quien ha mejorado en algo, pero aún no es suficiente, aunque le queda aún un buen tramo en su administración. Temas como la seguridad, la movilidad, la economía, son su dolor de cabeza, y deberá darles un giro.

Motivo por el cual se supondría que podría haber cambios en el gabinete para apretar el paso, porque el tiempo corre inexorable, mejorar las condiciones actuales ya no es opción, es una necesidad imperativa, porque de lo contrario la oposición tendrá argumentos de sobra para montarse en lo que se ha dejado de hacer.

Es obvio que el partido a vencer será Morena, siempre es importante contar con el presidente de su lado, y el PAN puede fortalecer a su posible candidato, mientras que el PRI necesita mejorar la percepción de los ciudadanos, únicamente resta esperar a los demás partidos para saber qué decidirán.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio