En los últimos años, México fue escalando en el ranking mundial de países con mayor captación turística, debido a que los pasados gobiernos (panistas y priistas) impulsaron fuertemente a este sector, a sabiendas de la derrama económica que este rubro genera.
Sin embargo, desde diciembre del año pasado, este sector ha sufrido el desdén del gobierno morenista en turno, en diferentes acciones orquestadas desde el Ejecutivo federal y avaladas por los legisladores afines, aplastante mayoría.
Primero, en julio pasado, fue la desaparición del Consejo de Promoción Turística, organismo que se encargaba de la coordinación y operación de estrategias para la promoción de la marca México a nivel internacional, pero que era cuestionado por la falta de transparencia en la ejecución de sus recursos asignados.
Ahora, la promoción turística se lleva a cabo desde la Secretaría de Turismo federal y el recién integrado Consejo de Diplomacia Turística —en colaboración con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER)—, que, en teoría, movilizará al cuerpo diplomático mexicano para posicionar al país como atractivo para los turistas.
Pues la última noticia, definitivamente es un gancho al hígado para los prestadores de servicios del sector turístico en nuestro país.
Resulta que el 19 de octubre, cuando la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Ingresos, entre los etiquetados de la Secretaría de Hacienda venía un incremento de 53 por ciento al Derecho de No Residente.
Además de un aumento de 79 a 149 pesos, es decir de 91 por ciento, a la cuota de servicios migratorios.
Adicionalmente, la diputada Julieta Vences, presidenta de la Comisión de Asuntos Migratorios y militante de Morena, subió un cambio a las tres de la mañana y de 79 aumentó a 380 pesos la cuota mencionada, con un incremento de 387 por ciento.
Así es que de seguir estas modificaciones sin cambios, el viajero pagará 850 pesos al entrar al país y 380 al salir, un total de mil 230 pesos; cuando hasta ahora el monto total es de 635 pesos.
Un monto que, para efectos prácticos, forma parte del precio del boleto del avión, por lo que las aerolíneas también podrían resultar afectadas ante este aumento inusitado.
De seguir las cosas cómo van, de ser la séptima potencia mundial en turismo, México está a punto de convertirse en el país con los impuestos más elevados para turistas extranjeros que ingresan a algún destino turístico nacional.
Esta disposición aún debe ser aprobada por el Senado de la República. Esperemos tenga espacio la estrategia por encima de la cerrazón.