Diablo: Hola, Simplicio, ¿cómo estás? Veo que traes un libro, ¿qué andas leyendo?
Simplicio: Nada que te importe, diablo analfabeta.
Diablo: ¿Analfabeta Yo? ¿Cómo crees? Yo al menos te puedo citar tres libros que han influido en mi existencia.
Simplicio: A ver...
Diablo: La Biblia, por supuesto. Es mi libro de cabecera, sin él mi modo de vida no tendría sentido.
Simplicio: Que es estar siempre en contra del Bien, ¿y el segundo?
Diablo: En segundo lugar, el Malleus Maleficarum o Martillo de las Brujas, compilado y escrito por dos malandros monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer, también conocido como Heinrich Institoris, y Jacob Sprenger. Esta lectura es en defensa propia y para proteger a mis brujitas.
Simplicio: No sabía que existía ese libro. Yo el único que conozco es el de Las Brujas y su Mundo, publicado en 1961 por Julio Caro Baroja.
Diablo: Es interesante el de Caro, pero el más famoso de todos los libros sobre brujería fue ese tal Martillo publicado en 1487, una especie de Manual contra la Brujería, que contribuyó a la caza de mis queridas brujas al recomendar procedimientos terribles para combatir a mis adoradoras y adoradas brujitas.
Simplicio: Pero ya antes perseguían a las prácticas de brujería...
Diablo: Sí, pero no a las brujas porque no se pensaba que existieran. Recuerdo que en el año 906 el Canon Episcopi de la Iglesia Católica todavía sostenía que creer en brujas era una herejía. No fue sino hasta 1484 que en un decreto papal del 5 de diciembre, la bula Summis desiderantes affectibus ( "Desear con fervor supremo"), en la cual Inocencio VIII reconoció oficialmente la existencia de las brujas. En ella se menciona a Sprenger y Kramer y el Papa los conmina a combatirlas. Desde entonces lucho contra ese ¨Manual¨ de Kramer contra las brujas.
Simplicio: Se nota por qué eres anti-Papa...
Diablo: Ni tanto ni solo Yo...Lewis era antipapista.
Simplicio: ¿Quién era ese Lewis?
Diablo: Un académico medievalista angloirlandés, pero era protestante y nunca pudo convertirse al catolicismo porque no reconocía la soberanía del Papa. Bautizado Anglicano, en su juventud se declaraba ateo hasta que cuando daba clases en Oxford, Tolkien (el ya entonces famoso escritor de El Señor de los Anillos) le dijo que no anduviera diciendo que era ateo porque lo único que demostraba era que no tenía imaginación...y Lewis, enojado, se puso a escribir Las Crónicas de Narnia, que a finales de los cincuenta del siglo pasado lo volverían más famoso que al mismo Tolkien que sí era católico, pero sus libros nunca me arrebataron almas, al contrario, debo agradecerle que sus fantasías inspiraron a los hippies que en los sesenta acabarían drogados rumbo a mi infierno.
Simplicio: Ah, ¿entonces ese par son los de las famosas películas recientes?
Diablo: Si, ahora son muy conocidos gracias a Hollywood, que se ahorró las enormes regalías porque ambos están muertos.
Simplicio: ¿Y están en el cielo?
Diablo: Es irónico, pues a Tolkien aunque católico- lo tengo allá en el inframundo por provocar la expansión hippie del mundo criminal de la droga, pero Lewis se libró porque aunque no era católico me atacó tanto que en recompensa se le evitó ir directo al infierno y fue enviado al Purgatorio...porque no podía ir directo al cielo católico.
Simplicio: ¿Cómo te atacó?
Diablo: Lewis fue muy reconocido por sus escritos apologéticos, especialmente la serie de Cartas del Diablo a su sobrino, donde me expone y también por sus pláticas en vivo y por radio y sus melifluos ensayos como Mero Cristianismo, Milagros y El problema del dolor, entre otros. Pura propaganda contra mí...nada más de acordarme se me retuercen los intestinos.
Simplicio: ¿Y ni así lo admitieron en el cielo?
Diablo: Pues como el Papa Benedicto XVI desapareció al Purgatorio, y ahora hay dos Papas, no se ponen de acuerdo y está pendiente si a Lewis me lo mandan allá abajo por hereje, o finalmente lo admiten allá arriba nomás por respaldar sus ataques contra mí y hacerme enojar. A lo mejor hasta lo canonizan para tender un puente con los ¨hermanos¨ protestantes, pues la Iglesia Católica anda de capa caída con todos sus escándalos.
Simplicio: ¿Y el tercero?
Diablo: Pues precisamente, no me decido...tengo empatados en tercer lugar a Lewis y otro singular libro que me hace mucho daño: Y la religión ¿para qué?, de Hermann Von Bertrab. Ambos me han quitado muchas almas con sus escritos contra mí, como Lewis, o a favor de la religión, como el de Von Bertrab.
Simplicio: Ese sí lo conozco, lo publicó Porrúa en 2009...después de leerlo casi me hace renunciar a mi agnosticismo.
Diablo: ¿Y desde cuándo eres agnóstico, Simplicio?
Simplicio: Eso no es de tu incumbencia.
Diablo: Cómo no, si tengo un pabellón especial para agnósticos allá abajo, bastante cómodo, con calefacción, jajaja. Ahí podrás leer tus libros favoritos muy a gusto. A propósito, no me dijiste qué libro es ese que traes, ¿qué lees? ¿Alguno que cambiará tu vida?
Simplicio: Se llama Manual del Dictador, por qué la mala conducta es una buena política, de Bruce Bueno de Mesquita.
Diablo: Órale, mi Simply, me gusta, ¿ya te volviste fascista?
Simplicio: No, simplemente creo que para salir de esta crisis mundial se necesitan líderes fuertes, decididos y en este libro se trata de las 11 reglas del poder, lo que de verdad hacen los que mandan.
Diablo: A ver, préstamelo...déjame ver.
Simplicio: Ni maíz, paloma, cómprate el tuyo.
Diablo: Me canso, ganso...
Enero 2020