Petros Márkaris (Estambul, 1937) es conocido por los aficionados a la novela policiaca por la serie protagonizada por el Comisario Kostas Jaritos. De las más recientes novelas suyas son las que componen la tetralogía sobre la crisis, es decir: Con el agua al cuello (2011), Liquidación Final (2012), Pan, Educación y Libertad (2013) y Hasta aquí hemos llegado (2014).
Las cuatro novelas de Márkaris son un auténtico ajuste de cuentas con Grecia y los griegos, con la Unión Europea y el mundo financiero, así como con lo peor del capitalismo descontrolado.
En esta serie de novelas policiacas sobre la crisis que padece Grecia desde la Gran Recesión de 2009, Petros Márkaris envía al comisario Kostas Jaritos a investigar por el laberinto de Atenas, al principio en su Fiat Mirafiori, luego en un modesto Seat y últimamente, debido a la crisis, en autobús y como le subieron las tarifas y no sale de la crisis no le queda más remedio que utilizar el Metro.
En las cuatro novelas mueren asesinados (generalmente de manera truculenta) banqueros, analistas financieros, economistas venidos de fuera para ajustarle al pueblo griego las clavijas de forma que se pague la deuda adquirida en el extranjero, defraudadores de Hacienda, políticos, sindicalistas, empresarios que trabajan para el Estado, antiguos dirigentes de la patria ...
Si no hubiera afectado a Grecia la Gran Recesión de 2009 se habría dicho que estas cuatro novelas son ciencia ficción gore y no novela negra. Hoy sus lectores comprendemos que Márkaris novela justamente lo que sucedió no sólo en Grecia sino después en prácticamente todo el sur de la Unión Europea (en esta zona está el acrónimo con el que el Financial Times catalogaba positivamente a estos países, PIGS, antes de la crisis haciendo referencia a Portugal, Italia, Grecia y Spain, España, y que después de la crisis fueron acusados de vagancia, corrupción, informalidad y todo aquello que supone ser economías menos productivas, a pesar de ser de los países en los que más horas se trabajan).
Su comisario Kostas Jaritos no ha abandonado la mezcla de ironía, ternura y capacidad analítica con el que arrancó hace ya muchos años su serie. Su mirada sigue siendo una forma privilegiada de ver el mal que hay oculto tras la fachada de aparente pureza.
En su más reciente novela publicada en 2018, Universidad para asesinos, mencionada en la estupenda columna de Don Gregorio Ortega Molina (La Costumbre del Poder, del 8 de enero), Márkaris sigue haciendo gala de un estilo narrativo, mitad periodístico, mitad cinematográfico (hizo diez guiones para varias películas del brillante director griego, Theo Angelopoulos).
Más allá de lo novelesco, en términos políticos, resulta interesante que si cambiamos las identidades e historias griegas por nombres e historias españolas las cuatro novelas quedarían totalmente creíbles y coherentes y bien podría ser una tetralogía española (aunque los españoles tienen en abundancia su propia novela negra). Desde 1988 España hasta celebra su propio festival literario de la Semana Negra de Gijón, en Asturias, creado gracias a la iniciativa del escritor asturiano-mexicano Paco Ignacio Taibo II (hoy Director del grupo editorial Fondo de Cultura Económica, sostenido parcialmente por el Estado en México).
Más aun, si se pusieran nombres y se narraran crónicas mexicanas éstas podrían recordarnos al México de los años de las crisis intermitentes de nuestro país, solamente que tendría que abarcar al menos desde el surgimiento de la inflación en 1973 hasta la actualidad en que, como Grecia y tantos otros países, la economía está estancada y en problemas parecidos, toda proporción guardada y con las diferencias de cada caso.
El hecho es que no hay un Márkaris mexicano aunque abundan reportajes como 68, del propio Paco Ignacio Taibo II que podrían calificarse de novelas negras si no hubieran sucedido en realidad o viceversa, novelas negras como también algunas de Taibo II, con gran crítica social que protagoniza su singular detective Héctor Belascoarán Shayne y otras obras de diferentes autores que pueden catalogarse como verdaderas crónicas de criminalidad (por ejemplo, Novela Criminal, del talentoso Jorge Volpi; y toda la extensa narcoliteratura mexicana incluyendo los narcoreportajes, y la de narcopolíticos, que ya constituyen todo un género por sí mismos, con todo y Corridos, Narcotelenovelas, Películas y hasta Coloquios y Mesas de Análisis en universidades, como el reciente éxito de librería El Traidor, el diario secreto del hijo del Mayo, por Anabel Hernández).
En conclusión, puede ser que no haya Festival Literario de la Semana Negra en México, pero es debido a que desgraciadamente todos los días hay funerales en este México Negro.
Enero 2020