Hoy, México por medio de la Guardia Nacional es el muro que tanto prometió Donald Trump, presidente de Estados Unidos, durante su campaña a sus ciudadanos, ahora, ante la posibilidad de su reelección, lo presume.
Lo anterior es el resultado de una pobre estrategia diplomática en la que el gobierno de López Obrador llegó a una negociación con los representantes del país vecino, tras la amenaza unilateral de imponer aranceles a todos los productos mexicanos si no se detenía la creciente migración con destino a la tierra del tío Sam.
Ahora bien, se debe recordar también, que en campaña y al inicio de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador habló de abrir los brazos a los migrantes, lo que fue interpretado, no por pocos, como una clara invitación del gobierno azteca.
En consecuencia empezaron a generarse columnas de personas que ven en la unión americana la realización del sueño para salir de la marginación que seguramente tenían en sus lugares de origen, la sorpresa para propios y extraños fue que la noticia rápidamente llegó a otras partes del orbe.
Pronto, muy pronto, el peregrinar exponencial de gente caminando por suelo azteca con el interés de llegar al norte se convirtió en un problema de dimensiones inimaginables, motivo por el que el presidente estadounidense DonaldTrump, quien no en pocas ocasiones ha manifestado su animadversión de ese fenómeno hacia su nación, sentenció a su vecino, si no se detenía la migración hacia Estados Unidos, se impondrían aranceles a todos los productos mexicanos.
Aparentemente el gobierno mexicano nunca se esperó una reacción tan contundente por parte de su socio comercial, y, desesperado, López Obrador envió a su canciller Marcelo Ebrard a arreglar las cosas a como diera lugar, y así, valiente el secretario de Relaciones Exteriores se fue al norte en pos de la victoria, o, más bien, del rendimiento, ¿el resultado? Un arreglo festejado como victoria pero que en realidad fue de sometimiento.
Así, se ha dejado ver que estrategia en política exterior por parte de México, simplemente no existe, lo anterior no es únicamente en base al tema de la migración con Estados Unidos, AMLO ha declarado abiertamente su renuencia para viajar al extranjero, por una idea que repite continuamente “la mejor política exterior es la interior” ¿?
Para la cumbre del G20 de 2019, el mayor espacio de deliberación política y económica del mundo, al que acuden los pesos pesados de la economía global y que en conjunto producen más del 85% de las riquezas del planeta, que se llevó a cabo en Osaka, Japón, los días 28 y 29 de junio del año pasado, López decidió enviar al canciller Marcelo Ebrard, desdeñando la tan importante concentración de líderes, y lo que ganó el país con esta decisión fueron una serie de fotos que compartió gustoso el canciller mexicano.
Pero, de los países latinoamericanos no existe gran diferencia. Una de las labores más importantes del presidente son la de llevar a cabo acuerdos con otras naciones, promover, gestionar, en fin, tareas que sólo el titular del ejecutivo tiene reservadas, su presencia no sólo es relevante, es de suma importancia para los gobernados.
A pesar de la actual inexistente política exterior, México se ha destacado siempre en este aspecto, ha sido valiente en diversos momentos de la historia, por ejemplo; pese a la presión de Estados Unidos no rompió relaciones con Cuba en 1962, pero ademas se ganó el reconocimiento y respeto internacional a pulso con acciones como la mencionada y con otras tantas, con su postura frente a los problemas de Chile, El Salvador y España.
Ahora, la nueva diplomacia mexicana es de no opinar cuándo conviene, usa de manera hipócrita la doctrina Estrada, la cuál no aplicó con Bolivia, a donde se metió hasta la cocina, trajo a un costo político internacional y económico muy alto al expresidente Evo Morales, al que además se le permitió hacer de todo, dejando de lado la calificación de asilado político.
López es un presidente que no gusta de viajar al exterior, y sin embargo, presume de retomar liderazgo en la zona como el hermano mayor de Latinoamérica, algo similar a la arrogancia de la selección de fut bol, habría que conocer la opinión respecto a esta aseveración sobrada del mandatario de países como Brasil, Argentina y Chile.
Para AMLO, la política exterior ha permitido mantener una excelente relación diplomática con Estados Unidos, “… es ejemplar, es algo reconocido en todas partes, ya de nuevo empiezan a hablar de que México, como se decía antes, es el hermano mayor en el caso de la América Latina y del Caribe” aseguró ante embajadores y cónsules del país el 7 de enero.
A veces parece que el presidente habla con personas que sabe no entienden su idioma.