Cuando el mundo estaba polarizado por la vieja Guerra Fría, el escritor de novelas británico Iain Fleming creó el fantasioso personaje que se convertiría en emblemático de esa singular contienda entre agencias de ¨inteligencia¨ secreta y sus espías: James Bond.
Fleming provenía de una familia adinerada. Su padre murió en la Primera Guerra Mundial y tras pasar por varias escuelas sin destacar académicamente y con problemas (con figuras de autoridad y por sus escapadas donde contrajo gonorrea) su madre lo envió a un colegio privado en Austria administrado por un antiguo espía y seguidor de las teorías de Alfred Adler (médico y psicoterapeuta austriaco, fundador de la escuela conocida como psicología individual), con la intención de que recibiera la formación necesaria para ser aceptado en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Tras mejorar sus habilidades lingüísticas, estudió brevemente en las universidades de Múnich y de Ginebra. Sin embargo, Fleming reprobó su prueba de admisión al Ministerio de Relaciones Exteriores. Luego obtuvo un empleo como subeditor y periodista en la agencia informativa Reuters nuevamente gracias a la intervención de su madre, que presionó al jefe de la compañía, para que admitiera a su hijo. Como parte de este trabajo periodístico, Fleming pasó un tiempo como corresponsal en Moscú en 1933.
Con relación a su trabajo en la agencia periodística, el escritor argumentó que «fue donde aprendí a escribir rápido, y sobre todo a ser preciso, porque si no eras exacto, te despedían». Si bien le ofrecieron colaborar como corresponsal en Shanghái, Fleming declinó la propuesta, y bajo recomendación de sus familiares que tenían importantes intereses financieros intentó incursionar en el sector bancario. Como corredor de valores, resultó ser un fracaso.
En mayo de 1939, unos meses antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, el director de la División de inteligencia Naval lo reclutó para que ejerciera de asistente personal, pese a que carecía de «obvias calificaciones» para ese puesto, de acuerdo con su biógrafo Andrew Lycett. A pesar de su inexperiencia, sorpresivamente pudo demostrar sus aptitudes como administrador y asistente y en el curso de la guerra logró una brillante carrera en la División de Inteligencia.
Su experiencia en la División de Inteligencia Naval durante la Segunda Guerra Mundial le brindó gran parte del contexto y los detalles adaptados a la postguerra en las novelas de Bond. La primera novela protagonizada por el espía británico, Casino Royale, se publicó en 1953 y gozó de un considerable éxito comercial. Le siguieron más de trece novelas cuyas tramas giran en torno a la figura de James Bond, oficial del Servicio de Inteligencia Secreto al que también se le conoce por su famoso código, 007 (curiosamente .007 es un cuento corto escrito en 1897 por Rudyard Kipling; es una historia en la cual los personajes son locomotoras y .007 es el número de serie del protagonista, originalmente subtitulada, "La Historia de una Locomotora Americana").
James Bond, frente a deshumanizadas organizaciones criminales enemigas, representa a una sociedad sumamente individualista, que no tardaría mucho en quedar inmersa en el mundo tecnológico de aquellos utensilios, juegos y aparatos mágico-electrónicos que la serie Bond fantasiosamente preconizaba y que al paso del tiempo algunos se volverían reales.
Paradigmático, el famoso ídolo se convertiría en controversial objeto de estudio incluso para intelectuales de la talla de Umberto Eco (junto con otros publicó ¨Proceso a James Bond¨ - Análisis de un Mito, en 1965). En 1976 Eco también publicó El Superhombre de Masas: Retórica e Ideología en la novela popular, en el que incluye un ensayo sobre James Bond (Las Estructuras Narrativas en Fleming).
Eco analiza las novelas de Fleming de la saga de Bond y descubre que tanto al personaje como a su autor los caracteriza un expediente nada terapéutico, a saber, que excluye la neurosis. Solución que influiría decisivamente en la estructura de las futuras novelas de Fleming y en la que probablemente se base su éxito. En las novelas y sobre todo en las películas con James Bond se cumplen múltiples fantasías, sin dificultades de adaptación ante diferentes situaciones. En otras palabras, Bond vive en un mundo de placer, sin sufrimiento, sin cuestionar sus ideas ni su actuación.
La clave está en que a resultas de que Fleming renuncia a la psicología como motor de su narración, su personaje James Bond opta por la acción y abandona las vías de la meditación moral y del autotormento psicológico, con lo que de paso evitará la neurosis que les acompañan.
Bond es así un ¨hombre sin cualidades”, sin neurosis ni sentimientos profundos. Visto hoy, el egoísta héroe bondiano es avanzada del arquetipo de una modernidad líquida que nos invade, en la que todo fluye y volatiza al instante sin dar posibilidad a un pensamiento culto ni al ejercicio de los valores más universales. El ejemplo más reciente de esto último es la película estadounidense-británica Spectre con James Bond, filmada en 2015 en el centro de la Ciudad de México (con algunas tomas en México por las que pagó 18 millones de dólares el gobierno de la Ciudad de México, operación financiera actualmente bajo investigación oficial).
La próxima película de la saga del agente secreto James Bond, que protagonizará por quinta ocasión el actor Daniel Craig, se titulará No Time To Die (Sin tiempo para morir). La cinta número 25 de la saga, se estrenará en abril de 2020.
En la película, el personaje de Bond ha dejado el servicio en activo y vive una vida tranquila en Jamaica, cuando por sorpresa recibe la visita de un miembro de la CIA estadounidense que reclama su ayuda. El británico deberá hacerse cargo de una misión para rescatar a un científico secuestrado, lo que le llevará a enfrentarse a un misterioso villano armado con una peligrosa nueva tecnología.
Probablemente la historia dé un giro y nos presente a la impresionante mujer de color Nomi (Lashana Lynch) como la nueva agente 007, la cual habría reemplazado a Bond en el Servicio Secreto de Inteligencia Británico tras su retiro. Al retirarse, Bond perdió su código de espía que el Servicio Secreto otorgó a la nueva agente 007 que interpretaría una actriz británica de ascendencia jamaicana (007 es un código que le permite al o la agente eliminar discretamente a los enemigos durante sus misiones y James Bond fue el séptimo en recibir la licencia para matar).
La entrega número 25 de la saga, que se rueda en Italia y el Reino Unido, comienza cuando el MI6 británico decide volver a llamar a Bond, retirado en Jamaica, para que trate de salvar al mundo del nuevo villano.
La ¨chica Bond¨, no será otra que la bella cubano-española Ana de Armas, la holográfica mujer perfecta Joi, pareja del caza replicantes K en el film Blade Runner 2049, la continuación de la película clásica de ciencia ficción Blade Runner, que se convirtió en film neo-noir de culto tras estrenarse en 1982.
En términos automovilísticos, a Bond se le identifica sobre todo con el carro Aston Martin que se produce en Gran Bretaña y desde que el personaje lo usara en 1967 por primera vez en la película Goldfinger se convirtió en uno de los autos más codiciados del mundo, sustituyendo al Bentley que era el verdadero coche Bond en las novelas escritas. Bond amaba sus objetos tecnológicos fetiche casi más que a las mujeres bellas. Veremos que tipo de vehículos y otras tecnologías salen en la nueva película.
El viejo Bond no leía nunca, salvo el Times y los diarios deportivos. Ya veremos qué habilidades muestra la nueva agente 007. No creemos que la nueva 007 resulte una ¨mujer sin cualidades¨. Todo lo contrario, un giro parece necesario, pues la vieja trama con la narrativa machista sexista es hoy políticamente incorrecta, luego de más de 66 años de historia tras la publicación de la primera novela de Ian Fleming en 1953. Y sería ridícula con un viejo James Bond que tiene que salir del retiro, aunque pueden hacer trucos de rejuvenecimiento como en la serie de gángsters de El Irlandés.
Con este giro de género no faltaran las y los intelectuales que estudien las implicaciones y repercusiones de la secuela femenina del agente 007, ¿será feminista la 008?
¿Sabía usted que Fleming también escribió una historia infantil, Chitty Chitty Bang Bang?
De eso le platicaremos en la próxima Divagación...
Ennero 2020