Nuestro país cuenta con una gran extensión de litorales, ya que son más de 11,122 kilómetros los que bañan nuestras costas por los océanos Pacífico, Atlántico, el caribe y el Golfo de México. Ello implica que contemos con una gran diversidad de especies marinas que recorren las aguas de nuestro país. Sin embargo, la realidad es que muchas de las especies marinas más hermosas se encuentran en peligro de extinción.
Es preciso decir que especies como la vaquita marina, un cetáceo que mide 1,5 metros y pesa alrededor de 50 kilos, mundialmente conocido como el más pequeño del planeta en su especie y que solo se encuentra en aguas mexicanas, está en peligro de extinción. O la totoba, que es un pez endémico de las aguas mexicanas, en específico el Mar de Cortés, que puede llegar a medir dos metros y pesar de 100 a 150 kilos, y que además posee un órgano de flotación llamado vejiga natatoria, que hace a esta especie muy codiciada en las culturas orientales desde hace décadas, ya que se utiliza para la medicina tradicional china, lo que lo hace altamente cotizado por los pescadores para traficarlo en el mercado.
La problemática con estas dos especies es que ambas tienen longitudes similares, por lo que las embarcaciones confunden en su procedimiento de pesca a la totoba y la vaquita marina, que terminan atrapadas en sus redes.
Sin embargo, estas especies y más, hoy en día se encuentran amenazadas por la contaminación y las pescas descontroladas que se suscitan diariamente en las costas de nuestro país. Según la FAO en el año 2012, la flota pesquera superaba las 100,000 embarcaciones pequeñas, mismas que diariamente pescaban y sigue pescando en los litorales marinos. Lo que hace imposible para las autoridades su trabajo de control y supervisión en cada uno de los rincones marinos mexicanos.
Múltiples organizaciones como Sea Shepherd Conservation Society o la Fundación de Leonardo DiCaprio han puesto recursos y atención en esta gran problemática. Sin embargo los esfuerzos deben ser conjugados con el gobierno, para que genere normas más estrictas y sancione a las embarcaciones que se dedican a esta actividad. Además de la falta de compromiso y conciencia por parte de las personas que consumen este tipo de productos asiáticos, ya que al haber mercado que los compre, siempre existirá quien los ofrezca.