Pongámonos serios

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Publicado en Opinión

Pongámonos serios

Domingo, 16 Febrero 2020 00:06 Escrito por 
Pongámonos serios Lo bueno, lo malo y lo serio

Existe una gran cantidad de dichos, conceptos, chistes, frases que ha expresado el presidente Andrés Manuel López Obrador desde hace mucho tiempo, muchos de los cuales han quedado grabados en el vox populi, irremediablemente.

Esa numerosa selección que el tabasqueño ha impuesto en el léxico de los mexicanos, con insultos, apodos y sobre todo, ocurrencias, le han resultado de gran utilidad, pues normalmente las utiliza cuando se siente en desventaja, o cuando quiere cambiar el foco de atención.

No es sólo el empleo de las frases, dichos o insultos las que ocupa con mayor furor sólo porque sí, sino que son las que sabe le darán un amplio margen de tiempo para estar en boca de todos, que estarán entretenidos con ellas, como el tema del avión presidencial, que se da el lujo de ofertarlo como niño gritón de la Lotería Nacional, así como cuando dice, no es el avión, es la fama.

Fama que él mismo se ha encargado de promover desde el tiempo en que era candidato a la presidencia y que le alcanza para mantenerlo vigente.

Es precisamente uno de sus caprichos más redituables, lo mismo le sirve para mantener la atención de todos, incluyendo a la prensa, como para sacar provecho económico y doblegar empresarios, ¿cuántas veces pagará el pueblo sabio por la aeronave?

El caso es que siempre tiene algo qué decir para entretener, algunos alaban tal logro y hasta lo califican de buen comunicador, cuando más bien, es un hábil manipulador de la forma de manejar los problemas, sólo eso.

El autor de: “dueño de su silencio”, “conservadores”, “fifis”, “chachalacas”, “fuchi guácala”, “canallín”, entre otros, es un largo repertorio del tabasqueño que en realidad, y lo acepte o no, en boca de un presidente suena vergonzoso. Y la joya de su corona, el “fuchi caca”, que le ha costado una gran cantidad increíble de memes.

Pero bien, aún resultando contrario a su deseo éste último, el verdadero problema es que quedan de lado los grandes problemas torales de México, y ahora será la detención de Emilio Lozoya Austin, a quien por cierto, aún no se le comprueba nada, pero le servirá para utilizarlo un buen rato, como lo hizo con el asunto de Genaro García Luna.

Sin embargo, la incertidumbre que aqueja a la sociedad por el estado de las cosas, no dejará de existir, el mandatario se molestó por la insistencia de los reporteros de hablar respecto al asunto del Feminicidio, acusando una serie de disparates en su contra, pero no responde.

No quiso recibir a los LeBarón, y al poeta Javier Sicilia para no comprometerse, no quiere contestar a un ciudadano porque votó por el PAN, sólo quiere hablar de lo que le importa.

No responde a la condición preocupante del desabasto de medicamentos, al contrario, se lanza contra el periodista que investigó, en este caso Carlos Loret de Mola, pero no responde, sus otros datos son su salida fácil.

Pongámonos serios Presidente.

Aunque en algo tiene razón López Obrador, en cuestión de la seguridad y de muchos otros males, la solución es atacar las causas, sólo que su visión queda a deber. Atender las causas debería empezar por la educación. Una de las cosas que debió haber aprovechado fue la reforma educativa, o mejorarla, entonces sería visto como quien se preocupa por la siguiente generación y no por las siguientes elecciones.

Al final, se dejó en manos de los impresentables sindicatos que la han manejado a su antojo y conveniencia, cometiendo con ello una de las peores decisiones de su gobierno. La calidad bajará de nivel, irremediablemente.

Pero no es únicamente responsable AMLO de lo que sucede, también lo son los propios empresarios que le sirven de comparsa, que por cierto, esos cuatro millones de boletos de la rifa terminarán por pagarlos el pueblo bueno y sabio, difícil aceptar que salga de las bolsas empresariales.

El pase de charola similar a sexenios que tanto ha criticado el presidente, lo reproduce de una forma más cínica, como lo ha hecho con otras tantas cosas de las que renegaba, eso, ¿en qué lo convierte?

Y para sellar, la actividad de la prensa, y no como dice el tabasqueño, “no toda”. Sí, toda, ya sea la que se encuentra controlada por el gobierno, ya sea como la que ha sido crítica, porque de una o de otra forma, todos terminamos hablando del mismo tema.

El avión presidencial, es la estrella de este show. ¿Qué importa que los enfermos de cáncer se hayan tenido que amparar para recibir sus medicamentos?, ¿qué importa que el año que terminó haya sido el más violento registrado en la historia reciente?, ¿qué importa las extorsiones?, ¿el cobro de derecho de piso?, y ¿no es acaso similar a lo que acaba de ocurrir durante una cena con tamales?

Así como tampoco importó el desabasto de combustibles provocados por el mismo gobierno, que le alcanzó para pretender alzarse como el salvador alegando que se combatía al huachicol, cuando las cifras oficiales reportan un aumento en la extracción ilegal de ductos. Y de la economía, ya ni hablar de ese -0.1 % de crecimiento.

El desempleo presenta cifras alarmantes, pero, ¿qué importa?. El dinero que entregó el Fiscal General Alejandro Gertz Manero, dos mil millones de pesos, no ha quedado claro cómo terminó en manos del Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado y aún sin aclarar si ese dinero le pertenecía a los trabajadores que aportaron al Infonavit, pero, ¿qué importa, si le sirve al show?

Se supone que el dinero que se recaude por la supuesta rifa de un avión o más bien de la imagen de un avión, era para abastecer al sector salud, pero, ¿hasta septiembre? La llegada para entonces del medicamento y equipo para muchos será demasiado tarde.

Pongámonos serios.

 

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio