“No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino también aquel que habla en contra de lo que no sabe” F. Nietzsche
El próximo 9 de marzo del presente año se convoca a todas las mujeres a sumarse a “un día sin nosotras”, movimiento vanguardista y original en el que las mujeres, por medio de la ausencia al trabajo, a la escuela, a las calles o a las labores domésticas, manifestarán así su inconformidad a la desigualdad y violencia que por mucho tiempo han tenido que vivir en la cotidianidad.
Hablo de la ausencia, por que la presencia no ha significado el cambio deseado; todas esas marchas y gritos desesperados no han sido escuchados por una sociedad ensimismada, pasiva y egoísta, que le es más fácil repetir patrones y costumbres arcaicas, por eso en esta nueva estrategia se apuesta por el "nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”; ojalá que funcione, creando nuevas conciencias de cambio.
¿Por qué el movimiento?, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, solo basta echar un vistazo a los datos duros arrojados por la ONU que para 2019, que refiere que diez mujeres fueron asesinadas por día en México, o datos del Observatorio de la igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que destaca el aumento de los feminicidios que para 2017 sumaban 760 casos y para 2018 se incrementaron a 898, o aquella noticia en donde refiere que casi 300 mujeres han sido víctimas de abuso durante el año pasado, solamente en la Ciudad de México, imaginemos el mismo dato para todo el país.
Al reflexionar en los elementos, me llega la idea filosófica de J. Habermas sobre el concepto de dignidad humana, base substancial de los Derechos Humanos, valor máximo que debe tener un ser humano, el cual es otorgado solo por el hecho de serlo, pero también es un valor que debemos darnos nosotros mismos. En la antigüedad el valor lo otorgaba el jefe supremo y por eso tenía dignatarios, solo ellos eran dignos del cargo, de hacer valer el derecho; con el tiempo este concepto fue cambiando por una idea judío-cristiana, en donde somos hechos a semejanza de Dios, por tanto, el valor debe ser el máximo que puede ser otorgado, por que somos únicos e irrepetibles y dignos del mayor respeto.
Lo importante de la convocatoria a la ausencia para este día 9 de marzo, es que no es un llamamiento a generar violencia, ya de por sí desbordada en el país, sino que es un llamado a crear una conciencia del valor y respeto a la mujer mexicana en su participación en nuestra sociedad. Por otro lado, se entenderá a aquellas mujeres que no compartan la misma idea y decidan hacer sus actividades como cualquier otro día o decidan una lucha distinta.
¡Mujeres, se les extrañará este 9 de marzo, pero se comprende su ausencia!
*Coordinador del Posgrado de Derecho de la UNAM, FES Acatlán
