Nadie se podría imaginar que la gente agrediera en la vía pública al personal médico, pero está sucediendo. Aunque estamos aislados (muchos), hasta el momento son conductas que proliferan y ponen en riesgo la integridad física de médicos y enfermeras, aquellos que están en los hospitales luchando por salvar vidas, a pesar de no contar con insumos de protección, ni haber recibido capacitación para una emergencia sanitaria como la que estamos viviendo por la pandemia.
Tal parece que el Coronavirus hace que salga lo más malo de nosotros mismos. Podemos decir, sí, que hay ignorancia, y mucha, entre quienes agreden a los profesionales de la medicina, pero también hay otros elementos como el miedo, que está apareciendo y toma forma.
La primer noticia que tuvimos en el Estado de México de este tipo de agresiones, fue en Sata María Rayón, sobre la carretera Toluca-Tenango, donde un grupo de personas obligó al chofer de una unidad de transporte a detener el camión para que descendiera una enfermera.
En Jalisco, seis enfermeras denunciaron a taxistas de Guadalajara por negarles el servicio y por insultarlas. En Culiacán, Sinaloa, un hombre le arrojó cloro a una enfermera; en San Luis Potosí, una señora y sus dos hijos agredieron a una otra, y en Mérida, a una más, le aventaron café caliente en la espalda.
En Morelos, pobladores de Axochiapan amagaron con quemar el hospital de su comunidad si la Secretaría de Salud se atrevía a reconvertirlo en Hospital Covid. En Sabinas Hidalgo, Nuevo León, incendiaron un hospital en desuso que sería habilitado por militares.
En el Hospital General 48, en Iztapalapa, personal médico fue agredido por familiares de un paciente que falleció por Covid-19. Sin embargo, ni el director general del IMSS, Zoe Robledo, ni ninguno de los directivos de la institución, levantaron la voz. Ningún comunicado, ninguna denuncia. Tal parece que se sienten culpables de lo que está pasando… y quizá así sea.
En México, pese a las grandes deficiencias en materia de equipo y de insumos, que han sido denunciados de manera reiterada y pese a que deben cumplir horarios extremos, siempre con el riesgo de contraer alguna enfermedad, son maltratados en las calles.
El Servicio de Protección Federal (SPF) reforzará su seguridad, así como de ciudadanos que acudan a hospitales e instalaciones del ISSSTE por la contingencia del Covid-19. Se movilizarán elementos, además de que se ha acelerado la campaña de reclutamiento, que durante este año sumará a sus filas 13 mil nuevos policías.
Y aunque en el Estado de México no se ha informado de ninguna medida oficial, se ha visto mayor presencia de policías estatales y aun de la Guardia Nacional en torno a los hospitales, sobre todo aquellos designados para atender los casos de Covid-19.
Todo está pasando cuando falta mucho tiempo para que los mexicanos superemos lo peor de la pandemia. El 8 de abril el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell anunció que la pandemia del Coronavirus es ocho veces más grande que la cifra de contagios que arrojan las pruebas oficiales, lo que significa que el número puede superar en estos momentos las 30 mil.
México está desesperadamente comprando equipo e insumos. López Obrador le pidió a Trump que le venda 10 mil ventiladores y 10 mil monitores para atender la emergencia. Estas cifras nos dicen que el número de contagios aumentará exponencialmente.
¿Entonces qué parte de #QuédateEnTu Casa no se ha entendido?
Que no se nos olvide que estamos por entrar a la Fase III de la pandemia, la más peligrosa, porque es cuando se espera el mayor número de contagios.
Hoy médicos y enfermeras, por supuesto, son los más desprotegidos y los más molestos porque ven en funcionarios y gobernadores los cubrebocas de mejor calidad, el N95 como se le conoce. Mientras, muchos de ellos, que están en enorme riesgo, tienen el más delgado, y no porque se los hubieran dado, sino porque con sus propios recursos se están equipando. Asociaciones civiles, grupos, se organizan para dotarlos con lo que se puede.
Pero ellos, ahí están, al pie del cañón. No han huido de los hospitales por miedo al contagio. Ellos son los que conviven día a día con la muerte. Ellos son los que saben lo que realmente está pasando y nos recomiendan tomar precauciones. Ellos son los que los que nos atenderán y salvarán si nos contagiamos. Ellos ya traen la consigna de que en fase cuatro se quedarán a dormir en los nosocomios. Ellos… ellos son los verdaderos héroes.
#COVID-19