Después del Covid-19 todo cambiará… para seguir igual

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Después del Covid-19 todo cambiará… para seguir igual

Domingo, 26 Abril 2020 12:00 Escrito por 
Después del Covid-19 todo cambiará… para seguir igual Los Sonámbulos

Los mexicanos hemos estado pagando ingentes cantidades de dinero cada año para cubrir, únicamente, los intereses de una deuda pública que se ha consolidado como algo mas que un pesado fardo para el desarrollo.

Y en los próximos años el río de recursos para alimentar a ese adiposo animal mermará de manera significativa las ya menguadas arcas nacionales.

El año pasado, por ejemplo, el costo financiero de los pasivos (que rebasaron ya más de 11 billones de pesos) ascendió a 749 mil 100 millones de pesos, un aumento de 11.4 por ciento en términos reales respecto de los pagos autorizados para el año 2018.

Y durante el presente y los años que vienen el “monstruo” absorberá, según cifras de la Secretaría de Hacienda, cantidades similares o hasta mayores, sin que esto signifique que se vaya a reducir pues el apetito de los inversionistas, tanto locales como extranjeros, constituyen un auténtico barril sin fondo.

El festín de corte pantagruélico que se están dando gracias a la pandemia por el Covid-19 es igual o mayor al que se dieron durante y después de otro episodio semejante sucedido hace más de una década con la Influenza.

Por esas cosas raras pero explicables del mundillo financiero, después del capítulo de la influenza lo que emergió con más fuerza no fue un país nuevo ni un sistema financiero más o menos equilibrado, con contrapesos constituidos por los poderes públicos, sino el mismo de siempre: más concentración de la riqueza y, como en la parábola de los peces y los panes, más millones de miserables.

Con todo y la pretendida “Cuarta Transformación", que ha desafiado en parte los fundamentos del “Ogro Salvaje”, después del episodio del Covid-19 la situación no será distinta.

De hecho, ya se está viendo la respuesta de la Secretaría de Hacienda a las presiones locales y foráneas: más endeudamiento para hacer frente a la pandemia.

La colocación de bonos por 6 mil millones de dólares no es otra cosa que deuda a pagar a corto y largo plazos, situación que incluso fue festejada como un gran acontecimiento pues nuestro país es visto con “confianza” por los inversionistas (¡y cómo no, si las arcas nacionales están de rodillas ante el mercado de especuladores y agiotistas!).

Ni las agencias extorsionadoras de riesgo ni los gritones adeptos del neoliberalismo continuaron tosiendo. Atrás quedaron los adjetivos histéricos de la desesperación.

Como suele decirse, no es lo mismo que ellos aplicaron durante la contingencia de la Influenza pero al final es igual, porque hasta el banco de México liberó fondos (más de 250 mil millones de pesos del Depósito de Regulación Monetaria), para desde ahí operar créditos contingentes a empresas, aunque el fondo es inyectar liquidez a los bancos.

¿Por qué no se echó mano de una parte de lo que se paga por intereses de la deuda, ahora que andan muy “dadivosos” los institutos al servicio de los financieros internacionales (FMI y Banco Mundial), suspendiendo “deudas” de países pobres por la pandemia?

Se llevan más de dos décadas pagando, por ejemplo, ese fraude llamado Fobaproa-Ipab, y faltan otras dos pues todavía se debe más de un billón de pesos, a pesar de que varios de los timadores o ya murieron o salieron de la cárcel desde hace un buen rato, confirmando que los delitos de “cuello blanco” son un gran negocio.

Es probable que las personas, principalmente los millones de afectados y familiares de los miles de muertos, vean al mundo con mayor desconfianza y procuren un estilo de vida distinto que los haga menos vulnerables a embestidas como esta pandemia (evitar la obesidad y la diabetes, por ejemplo), pero suponer que el sistema financiero va a cambiar con todo esto es francamente de párvulos.

No lo hizo tras la devastación provocada por el timo de las hipotecas Subprime en el 2008. No los hizo con anteriores y recurrentes estafas por todo el mundo, desde el “Efecto Tequila” con el atraco Fobaproa-Ipab con el “diciembrazo” Salinas-Zedillo, pasando por la caída de los “Tigres Asiáticos”, El “Efecto Samba”, Enron, las burbujas “punto.com” y un largo etcétera que podría remontarse hasta el “crac” de 1929, devastación que prohijó totalitarismos a la Hitler y otros.

Pero si algo han demostrado los “inversionistas” es una desmemoria al tamaño del apetito que los impulsa.

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Jesús Delgado

Los sonámbulos