La pandemia por Coronavirus, que azota literalmente a todo el mundo, ha colocado en el ojo del huracán un tema del que poco se habla, al menos con la seriedad que se debiera y que menos es combatido con la energía que exige. Me refiero a la violencia doméstica, esa que lacera más que ninguna, porque la infringe una persona que forma parte del círculo familiar y que generalmente es el esposo, padre o tío.
El jefe de la oficina de la Organización Mundial de la Salud para Europa dijo que la agencia está “profundamente preocupada” por los reportes acerca de un incremento de la violencia doméstica desde el inicio de las medidas de confinamiento por la pandemia de coronavirus, sobre todo contra mujeres y niños.
El doctor Hans Kluge indicó que hay poca información al respecto disponible y que una pequeña fracción de los casos que ocurren terminan siendo reportados, pero que las estadísticas recabadas en países como Bélgica, el Reino Unido, Francia, Rusia, España, así como el Fondo de Población de las Naciones Unidas, muestran un aumento significativo en estos indicadores.
Estima que el número de mujeres que experimentaron situaciones de esta naturaleza aumentó en 60%. También se quintuplicaron las llamadas a los teléfonos de ayuda. “Esto es inaceptable”, expresó.
“Si los confinamientos continuasen durante seis meses tendríamos que esperar 31 millones de casos de violencia de género más en todo el mundo", señaló Kluge citando datos del Fondo de Población de Naciones Unidas.
Así de ese tamaño es el problema que no se ha visibilizado con atención. Según la OMS, la violencia doméstica contra el cónyuge o los hijos tiende a aumentar en estos tiempos de crisis, en particular con las medidas de restricción y de confinamiento.
En México, diversas organizaciones de la sociedad civil han mostrado su preocupación ante la posibilidad de que el gobierno federal, como una medida para afrontar la crisis, reduzca el presupuesto a los programas en contra de la violencia de género.
Por medio de una carta, 12 organizaciones que luchan en contra de este problema y la cual fue enviada al mandatario mexicano y a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, puntualizaron que ante el “considerable aumento de las violencias contra las mujeres durante el aislamiento social, es vital que las instituciones que les atienden se vean reforzadas para hacer frente al aumento de casos”.
Los datos del Sistema de Seguridad Nacional mostraron que los llamados de emergencia para reportar casos de violencia doméstica pasaron de 52 mil 858 en febrero a 64 mil 858 en marzo, mientras que los de violencia contra la mujer crecieron 20 por ciento en el mismo periodo. El número de mujeres asesinadas en el país pasó de 219 en febrero a 254 en marzo.
A todo esto, y como es su costumbre, Andrés Manuel López Obrador negó rotundamente que las agresiones contra las mujeres hayan aumentado, y respondió a los reportes de violencia doméstica con una emotiva defensa de la familia mexicana.
“Se partía del supuesto de que si se estaba más tiempo en las casas podía darse más violencia familiar. Esto no necesariamente está sucediendo, porque no se puede medir con los mismos parámetros a todo el mundo. En México tenemos una cultura de mucha fraternidad en la familia”, dijo López Obrador.
Pero las cifras demuestran que su optimismo hacia la familia no tiene fundamento.
Pese a su activismo partidario, la CNDH advirtió sobre el incremento en el número de asesinatos de mujeres, así como un aumento importante en las llamadas de emergencia relacionadas con la violencia familiar, contradiciendo los dichos del presidente. La CNDH resaltó que de enero a marzo de 2020 la cifra de mujeres asesinadas en México aumentó 10.6 con respecto a los 10.5 registrados en el mismo periodo de 2019, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En marzo, cuando inició el confinamiento, se recibieron 64 mil 858 llamadas de emergencia, relacionadas con incidentes de violencia familiar; más de once mil que las registradas en enero y febrero. Para rematar, la CNDH aseguró que la idea de que “el hogar es un espacio seguro para las mujeres” es errónea, porque el aumento en los índices de violencia ha sido señalada con anterioridad por la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares.
En el Estado de México, el Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social recibió, a partir de abril, 100 por ciento más llamadas que en los meses anteriores y 80 por ciento estaban relacionadas con violencia familiar, lesiones, dolosas, acoso, hostigamiento sexual y violación.
Entre el 21 de marzo y el primero de mayo se atendieron 5 mil 925 llamadas de emergencia por violencia familiar, mientras que en los primeros tres meses se habían recibido diez mil.
Hay que tomar en cuenta que al tener cerca a su agresor y sin forma de salir de sus hogares, muchas mujeres optan por no denunciar los casos de violencia que sufren ellas y sus hijos y lo único que pueden hacer es llamar a las líneas de ayuda del Cemybs.
Para el titular de la Codhem, Jorge Olvera García, esos son más que datos, pues detrás de ellos hay una madre, una esposa, una amiga, una colega, una vecina que se está viendo afectada en dignidad e integridad, a todas ellas se les ha violentado su derecho a vivir una vida libre de violencia.
La secretaria de Seguridad, Maribel Cervantes Guerrero considera que este es un problema de muchas aristas, donde es necesario empezar por devolver el lugar seguro que debe ser el hogar a las mujeres, niños y familias en general.
Ese es el panorama general de un problema que afecta a miles de hogares y a decenas de miles de personas en todo el mundo, particularmente en el Estado de México. Hay que denunciar, no hay que quedarse calladas, ni callados.