“Tendremos un regreso distinto y hemos de prepararnos para ello”. Enrique Luis Graue Wiechers, Rector de la UNAM
Hace dos semanas que algunos sectores esenciales regresaron a actividades habituales con la idea de iniciar la llamada nueva normalidad; sin embargo, lamentablemente es inevitable observar que en algunos casos hay anormalidades, hay locales en los que se lee en una cartulina, maltratada por las inclemencias del clima, un adiós para siempre. Hay empresas que han desaparecido sin que hayan liquidado a sus trabajadores, se las tragó la tierra; personas que a la mala se han enterado que son parte de las estadísticas trágicas que ha dejado a su paso, no la pandemia necesariamente, quizá la irresponsabilidad de las autoridades, especialmente la de una persona a quien la silla y el país le quedaron grandes porque lo rebasaron hace mucho.
En un país pintado de rojo, según el propio semáforo de la Secretaría de Salud, se acerca la segunda fecha clave, el 18 de junio, cuando otro tanto de personas regresaría a las calles a tratar de reconstruir, en medida de lo posible, una vida mediamente parecida con lo poco que quedara vivo y rescatar lo medio muerto. Por eso nos mandaron a acostumbrarnos a las anormalidades que traerá consigo la nueva normalidad.
El problema no es estar en el lugar 174 a nivel mundial en cuanto al número de pruebas de COVID-19, el problema es que la falta de éstas no nos permite tener datos reales de la situación de salud de la población mexicana; por esa misma razón las estimaciones del subsecretario López Gattel, hombre al frente de este desastre, no se han cumplido; por eso salimos de nuevo a las calles con una curva al alza, medio aplanada y sin punto de inflexión.
Esas dolencias, traspaladas al terreno económico, han hecho que las estimaciones de las entidades oficiales y de la iniciativa privada tampoco se cumplan y empeoren cada día, porque la calificación de la deuda soberana sigue a la baja igual que la de PEMEX, porque los acuerdos y las amenazas del SAT a los grandes contribuyentes para sacar dinero, de donde sea, no han logrado equilibrar las finanzas públicas de lo que represento la caída de los precios del petróleo de hace unas semanas, porque el seguro si acaso cubrirá los ingresos del Gobierno Federal, pero no los de la paraestatal.
Así las cosas, por el momento, con un presidente que por no querer hacer, dicho en sus palabras, un nuevo FOBAPROA, y rescatar las empresas para no generar las cifras que se hemos presentado en este espacio continuamente, nos regaló un Chernóbil a la mexicana, a la tabasqueña para ser precisos.
Por cierto: Don Jaime Cárdenas, a quien tengo el gusto de conocer personalmente, recibirá la Dirección General del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, una institución clave de la 4T, con nada más y nada menos que 14 mil juicios pendientes y cerca de 12 mil inmuebles asegurados por la Fiscalía General de la República el próximo martes 16 de junio; asimismo, el constitucionalista e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM tendrá en sus manos la liquidación de ProMéxico, Ferrocarriles Nacionales de México, Luz y Fuerza del Centro y del Consejo de Promoción Turística de México, mis mejores deseos para el Dr. Cárdenas en este nuevo proyecto que inicia.
Y para variar: La bancada de Morena en la Cámara Alta propone la fusión de casualmente 3 de los Órganos Constitucionalmente Autónomos, más importantes en la vida del México del siglo XXI, pero también los más incomodos para el Jefe de Jefes: COFECE, IFT y la CRE. Disfrazada de ahorros en el presupuesto de 2021 por 21.05%, de los presupuestado para estos entes ejes del desarrollo de la libre competencia en 2020, el Instituto Nacional de Mercados y Competencia para el Bienestar es un paso más dentro del ejercicio favorito de la cuarta transformación, la concentración del poder. Ante ello, cerramos con una reflexión de un gran ideario, Don Colosio “¡México no quiere aventuras políticas! ¡México no quiere saltos al vacío! ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces! ¡México quiere democracia, pero rechaza su perversión: la demagogia!”
* Economista por la UNAM, académico, columnista y articulista. Enlace Administrativo de la Coordinación del Programa de Posgrado en Derecho. Miembro de la Red Nacional de Jóvenes Investigadores del SIJ de la UNAM
