El Instituto para la Economía y la Paz –definido como un “laboratorio de ideas” (think tank)- con sede en Sidney, Australia y con oficinas en Nueva York, Ciudad de México y La Haya, desarrolló un modelo de análisis para identificar los elementos de la Paz Positiva, que son ocho, de acuerdo con el Índice de Paz Global.
Los llamados “ocho pilares o columnas de la paz” establecen una serie de indicadores, los cuales permiten identificar si una nación impulsa, o no, esa condición en su territorio, y ofrecen elementos para el diseño de políticas públicas.
El primero de los “pilares” es “un gobierno que funciona adecuadamente” y que se refiere al hecho de que las autoridades de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial realicen correctamente las funciones que les corresponden.
El segundo pilar se refiere a la “distribución equitativa de los recursos” y mide si la desigualdad se reduce o no en un país, porque se ha identificado que cuando hay mucha desigualdad (poca gente con muchos recursos y mucha gente con pocos recursos), los niveles de violencia se incrementan.
El tercer elemento es el “libre flujo de información” y este rubro se vincula directamente con el ejercicio pleno de la libertad de expresión, la libertad de prensa y el acceso a la información pública. Evalúa –entre otros aspectos- que los medios de comunicación hagan lo que deben hacer, al observar los “hechos públicos” de un país.
Un “ambiente de negocios sólidos” –que es el cuarto componente- se refiere a que existan las condiciones adecuadas para que quienes deciden invertir su dinero para generar riqueza, empleos, productos, servicios, puedan hacerlo sin restricciones y con la certeza de que podrán trabajar.
Los “altos niveles de capital humano”, relacionados con la educación de la población en un país, así como la valoración que se hace de la capacitación y el desarrollo del talento de sus habitantes, constituyen el quinto pilar.
El respeto a los derechos humanos y sociales, definido como la “aceptación de los derechos de otros”, es el sexto pilar que mide el Índice de Paz, y está vinculado al respeto, no sólo de las causas de las mayorías, sino también de los grupos minoritarios.
Otro de los componentes se refiere a los “bajos niveles de corrupción”, porque de acuerdo con los estudios realizados se ha identificado que conforme existe más corrupción también existen más expresiones de violencia y no necesariamente es lograr que los actos de corrupción lleguen a “cero”, porque eso sería utópico, pero sí de que las políticas públicas permitan reducir esas expresiones que influyen en un ambiente donde no existe la paz.
Finalmente, el octavo pilar se refiere a las “buenas relaciones con los vecinos”, refiriéndose a que las relaciones diplomáticas de una nación sean estables y favorables, sin mantenerse en conflictos diplomáticos o militares con otros países.
De acuerdo con el doctor Mauricio Meschoulam, especialista en terrorismo y mediador internacional, los ocho pilares están correlacionados y no se trata de cumplir uno u otro, sino de que todos se encuentren atendidos por las políticas públicas de un Estado. Es así que podemos reflexionar si México cumple o no con esos referentes, ahora que estamos en un proceso de transición y en el que –a dos años del triunfo de una opción política distinta- el gobierno ha tomado decisiones para modificar el marco legal que regula las actividades económicas, políticas y sociales.
¿Usted cómo ve el escenario?, ¿somos un país con paz?
PERCEPCIÓN
El reportaje de la periodista, Anabel Hernández, en el que se documenta la colaboración de Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie” con el FBI y con la DEA de Estados Unidos, será –sin duda- otro elemento para que representantes de la clase política mexicana tiemblen. ¿Qué información tendrán en Estados Unidos sobre esas relaciones con el narcotráfico? ¿El gobierno mexicano actuará?