¿Para cuándo será serio el Presidente?

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¿Para cuándo será serio el Presidente?

Miércoles, 17 Junio 2020 00:08 Escrito por 
¿Para cuándo será serio el Presidente? Lo bueno, lo malo y lo serio

Aparentemente el presidente Andrés Manuel López Obrador no contaba con un proyecto de Nación, a pesar de los 18 años que estuvo en campaña buscando la conquista de la primer magistratura de la Nación, no se dio tiempo para elaborar un documento base en el cuál sostener lo que pensaba hacer una vez colocada la banda en su pecho.

Lo que arroja una serie de dudas respecto del compromiso que le representaba hacerse cargo de la administración del país, que si bien el crecimiento económico no era el deseado, a final de cuentas era sostenido, lo que le valió ocupar un lugar importante entre las economías más competitivas del mundo.

El Foro Mundial Económico define la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país, con lo que se fija el grado de prosperidad que puede alcanzar una economía. El crecimiento económico es crucial para mejorar el nivel de vida de las personas, en base al cumplimiento de tres objetivos: el crecimiento, la inclusión y sustentabilidad.

México es la decimoquinta economía más grande del mundo y se encuentra por encima de países como Argentina, Chile, Portugal, entre otros, pero en competitividad se encuentra por debajo de Chile. Ahora que se espera la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el gobierno fija las esperanzas en él para conseguir una rápida recuperación económica.

Sin embargo, existen condiciones que hacen presumir que los socios de México no se encuentran del todo contentos, se ha generado un ambiente de gran incertidumbre por las políticas emprendidas por el gobierno mexicano. Así que, el acuerdo comercial podría entrar en etapa de revisión.

Pero no es únicamente con el esperado T-MEC y su entrada en vigor como se van a resolver todos los problemas que enfrentan los mexicanos. La crisis económica que no contempla algún programa de apoyo del gobierno federal, la salud, la inseguridad, entre otros, obscurecen el panorama nacional.

Mientras que el presidente se encuentra obsesionado con su popularidad, enfoca su mirada en las próximas elecciones para consolidar su proyecto, que no el de Nación, Carlos Urzúa, lo dejó claro al momento de presentar su renuncia como secretario de Hacienda del gobierno lopezobradorista.

De hecho, la presentación del Plan Nacional de Desarrollo, que es el documento rector del Ejecutivo Federal en el que precisa los objetivos nacionales, estrategias y prioridades del desarrollo integral y sustentable, anunciaba el desaseo con el que se iba a conducir el nuevo gobierno.

Para quien presume haber escrito más de una decena de libros, resulta imperdonable que el documento más esperado e importante para su vida política, haya estado elaborado con prisas y parches.

El controversial López Obrador se la pasó señalando, recriminando y exigiendo las renuncias de sus antecesores, con la arrogancia, desde luego, de que él podía hacerlo mejor. No perdió ninguna oportunidad para enviar mensajes, ya fueran escritos o en video, en los que se quejaba del mal manejo de la administración pública.

Fueron tantos y con un exceso de soberbia, que a la fecha le han convertido en su más acérrimo adversario, la gran mayoría se le han revertido, por eso, el señalamiento atinado de que el peor enemigo de López Obrador, es el López Obrador del pasado.

Lo que queda claro, es que durante 18 años no preparó su llegada a la presidencia, al menos no con apego en el desarrollo sustentable del país, sino con el ánimo socialista que intenta implantar. Su sistema pretende imponerlo después de destruirlo todo.

Lo que la gran mayoría ve como ocurrencias, el tabasqueño las tiene contempladas en su objetivo, pero las cosas no le han salido del todo como las tenía pensadas, no obstante, para eso ya se venía preparando. El uso de cortinas de humo han cubierto lo que necesita esconder, sin embargo, el abuso de sus remedios lo han venido disminuyendo.

El uso de sus frases, dichos, estampitas, acusaciones y señalamientos para distraer la atención, en especial, cuando se sabe dueño de la agenda diaria, han venido a menos, porque la otra realidad, esa que intenta disfrazar y que cada vez se le presenta con mayor rebeldía, no se lo permite.

Es natural el desgaste cuando se está en el poder, pero AMLO no sabe lidiar con este. Todos los presidentes han pasado por la crítica, pero ninguno se ha quejado tanto como él, aunque cuando tiene la posibilidad aniquila a sus adversarios, y aún así, dice que es el presidente que más insultos ha recibido.

Lo que debería preocupar más, es su falta de seriedad, parece que no le importa nada más que las próximas elecciones para conservar el poder que ahora tiene, y hará lo necesario para conseguir esa meta. Por eso, desde la comodidad de su cargo, intenta un encuentro político binario.

Por lo demás, no se sonrojará en insistir que no debe importar lo material, sino lo espiritual, utiliza el púlpito presidencial para evangelizar y profetizar, se atreve a limitar la vestimenta y la alimentación del pueblo. No es casualidad que diga que a los pobres no los secuestran.

Por si fuera poco, le encarga al pueblo a cuidarse de la pandemia del Covid-19, ya no es tarea de la autoridad, parece decir, salgan, ya logramos domarla, pero deben cuidarse. Por otro lado, deja la decisión a los gobernadores en este tema, mientras él, cómodamente toma sus maletas y se va de pesca.

Quien debería ser ejemplo, no lo es, sólo incita al rencor, al enfrentamiento, a la revancha y a la división. Dice que no permitirá que ninguneen la investidura presidencial, la que, altanero presume defenderla, pero en contradicción total es el primero en denostarla, lo mismo se coloca panes, que flores en un total ridículo.

Ahora, otro decálogo, que ni caso tiene el análisis, es otro insulto al pueblo, ese pueblo que poco a poco se va cansando de tanta ocurrencia, ya ni siquiera recordar que tuvo la legitimidad y la valiosa oportunidad de ser el mejor presidente de la historia, el país, su ropa, su calzado y la silla, le han quedado demasiado grandes.

 

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio