Se repite la misma historia con Trump

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Se repite la misma historia con Trump

Miércoles, 01 Julio 2020 00:08 Escrito por 
Se repite la misma historia con Trump Lo bueno, lo malo y lo serio

Cuando Donald Trump fue invitado por el gobierno de Enrique Peña vía Luis Videgaray, el estadounidense se encontraba en plena campaña para acceder a la presidencia de los Estados Unidos. En ese momento, Hillary Clinton era quien aparecía en las encuestas como mejor posicionada, por lo que la invitación del candidato republicano parecía atrevida, y mal calculada. Además le valió una fuerte crítica al entonces presidente priísta.

El tamaño del error parecía haber sido calculado por quien, amigo de Peña Nieto, consideró en su momento que Trump era quien a final de cuentas iba a ganar la presidencia del más poderoso país del mundo, y bajo esa premisa, basó la invitación. Aunque, como ya se señaló, Hillary aparecía con ventaja.

Las predicciones atrevidas de Videgaray al final le dieron la razón, fue Donald Trump quien consiguió derrotar a la representante demócrata, pero la ofensa que sintió gran parte del pueblo de México no fue perdonada a Peña Nieto; incluyendo los adversarios naturales, entre ellos, la voz del aspirante eterno a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, hoy convertido en presidente de la República.

De hecho, fue uno de las más duros críticos y opositores de las acciones del gobierno peñista, y desde luego la invitación del republicano no la iba a dejar pasar, incluso en uno de sus libros, titulado: “Oye Trump”, señala la forma en la que debió haberse comportado el presidente mexicano.

El agravio que sintió el pueblo con la visita de Trump a nuestro país, no era para menos, el estadounidense no se cansaba de insultar a los mexicanos, al referirse a los migrantes como delincuentes, violadores, narcotraficantes, y muchos etcéteras, mientras anunciaba que se construiría un muro en su frontera sur y que México terminaría por pagarlo.

La forma grosera de referirse a los migrantes, principalmente mexicanos, se repetía constantemente, y el mal humor azteca crecía junto con una gran indignación, a tal grado que de sólo escuchar el odiado nombre de Donald Trump se convirtió en una afrenta, y entonces, su triunfo se vio como una verdadera tragedia.

Ahora bien, para muchos demócratas estadounidenses, la invitación que le dio la oportunidad a Trump de venir a México, fue la que finalmente inclinó la balanza en favor del multimillonario y arrogante personaje, pues se le observó como hombre de Estado, capaz de representar a la nación más poderosa del orbe.

Los calificativos dirigidos a los mexicanos fueron, y siempre han sido injustos, gran parte de la gente trabajadora que ha contribuido a construir la grandeza del vecino del norte es mexicana, y su aporte es notorio, no debería caber ninguna duda.

Por eso, la forma en la que se dirige a los mexicanos el presidente Donald Trump, materialmente en todo su gobierno, no se olvida, son cosas que se guardan y se espera con paciencia el momento oportuno para cobrarlas todas juntas.

La llegada al poder de López Obrador causaba la sensación de que ese momento había llegado. Sin embargo, éste cambió la imagen que construyó durante 18 años que estuvo en campaña, ya no fue, como titular del ejecutivo, aquel personaje arrojado e impetuoso que parecía no temerle a nada ni a nadie, y que realmente sería el que acabaría con la corrupción y de la misma forma, cumpliría con gran parte de sus promesas de campaña, incluyendo desde luego, la de contestar a Trump cada tuit.

Pero no sólo no cumplió con ponerle cara al estadounidense, fue mucho más allá, dispuso de 27 mil soldados de la recién creada guardia nacional para cuidar la frontera de Estados Unidos, desde la frontera norte, hasta la sur de México, con ello, materialmente convirtió el territorio nacional en un gran muro para satisfacción del vecino, condición que el arrogante personaje presume cada vez que le apetece.

Ahora, cuando faltan unos meses para que Donald Trump busque reelegirse en el cargo, y de que el candidato opositor, el demócrata Joe Biden aparece con ventaja en las encuestas, hace una invitación a López Obrador para que acuda a Washington a reunirse con él. Es clara la intención de Trump, la reunión con el presidente mexicano le representa votos.

En su desesperación, porque las cosas no le han salido bien, en medio de acusaciones y señalamientos de racista, aunado al mal manejo de la pandemia que representa el Covid-19, y de las protestas crecientes, el movimiento que hace con la invitación al presidente mexicano parece ser calculado por su equipo. AMLO significa recobrar fuerzas para su campaña.

Tal vez es por lo que AMLO, sin que nadie lo acusara de tal, salió a decir que no es un “vende patrias”; pero con ello más bien parece que se quiere lavar la cara, el intento de desmarcarse de toda culpa cae como agua helada para muchos, porque el pretexto fue el inicio del tratado comercial, el T-MEC, aunque no había la seguridad de que Justin Trudeau, primer ministro canadiense asistiera a la reunión, entonces ¿a qué va López Obrador?

Se han ofrecido infinidad de recomendaciones para el encuentro de los dos jefes de Estado, en especial, de expertos en política estadounidense, pero difícilmente puede guardarse una pequeña esperanza de que escuche el tabasqueño alguna de ellas.

Naturalmente surgen muchas dudas, de no cuidar todos los detalles, independientemente de lo que lleguen a hablar en privado Trump y López, la presencia del mexicano generará la suspicacia de los demócratas, y como cuando la visita tras la invitación de Peña, se ve de nuevo la intromisión de México, que con ello elige a su candidato. Podría ser que AMLO buscara reunirse con Biden, pero seguramente no lo hará.

El resultado de la visita del presidente mexicano es impredecible, todo puede suceder, pero si el demócrata llega a ganarle a Trump, es muy probable que se genere un ambiente complicado para México.

 

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio