Dice Stiglitz que el 1 % de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, sin embargo, las consecuencias de la desigualdad son conocidas: altos índices de criminalidad, problemas sanitarios, menores niveles de educación, de cohesión social y de esperanza de vida. Pero ¿cuáles son sus causas, por qué está creciendo con tanta rapidez y cuál es su efecto sobre la economía?
Durante años ha existido un acuerdo entre la parte alta de la población y el resto de nuestra sociedad, en el que ellos nos proporcionan empleos y prosperidad, y nosotros permitimos que ellos se lleven todos los beneficios.
Y una cosa sería que los ricos se estuvieran haciendo más ricos y a los de en medio y a los de abajo también les fuera mejor, sobre todo si los esfuerzos de los de arriba fueran cruciales para los éxitos de los demás, caso en el que podríamos celebrar los éxitos de los de arriba, y estarles agradecidos por su contribución. Pero no es eso lo que ha venido ocurriendo. Los integrantes del 1 % se llevan a casa la riqueza, pero al hacerlo no le han aportado nada más que angustia e inseguridad al otro 99 %.
Los miembros de la clase media por décadas apenas ven que sus ingresos pueden variar. De hecho, los ingresos de un hombre trabajador típico se han estado estancada durante un tercio de siglo. En México para ser considerado de la Clase Media hay estudios que señalan que el ingreso mensual por integrante de la familia debería ascender a $16 mil pesos y trabajar menos de 48 h a la semana, lo cual descarta a la mayor parte de las familias mexicanas, de ser consideradas de la clase media.
Y, mientras que los pobres y la clase media tienen la mayor parte de su patrimonio invertido en la vivienda o en el pago de su hipoteca, los ricos lo tienen invertido en acciones de empresas, (algunas de) las cuales normalmente crecen durante las crisis, mientras que la mayoría de los pertenecientes a la clase media o a la baja, tienden a perder su patrimonio, incluyendo quizás sus casas.
Y en sociedades que alcanzan estos niveles de desigualdad, los sistemas políticos son inestables, pero más importante aún, es donde los políticos populistas prometen a las masas una vida mejor, solo para defraudarlos después, ya que sólo vuelen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, mientras desaparecen a la clase media volviéndolos pobres.
