Para muchos, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ya se acabó, derivado de la cantidad de errores cometidos durante su incipiente administración, como la de la cancelación de la construcción del Aeropuerto de la Ciudad de México que se construía en Texcoco, cuya causa la atribuyó en su momento, a la corrupción que imperaba en la obra, lo que fue desmentido por el malogrado secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú.
Para muchos, fue una inesperada sorpresa que de verdad el presidente electo sometiera a consulta popular la continuidad de la mega obra, pues ésta representaba un gran avance a la modernidad y pondría al país en una condición privilegiada por el atractivo que representaba para el turismo y los negocios. Propios y extraños se sorprendieron por tal decisión, aunque no fueron pocos los que daban por descontado que sería imposible que al final, el nuevo aeropuerto quedara cancelado.
Sin embargo, la decisión ya la había tomado López Obrador desde mucho antes de la encuesta “patito”, y sólo fue una especie de laboratorio para hacer lo mismo posteriormente, pues con ella, pudo medir la reacción de la gente. No se puede pasar por alto que en ese momento encuestas serias arrojaban cifras que favorecían continuar con la construcción del aeropuerto.
Las mismas casas encuestadoras que señalaron a López como puntero en la carrera por la presidencia de México, y que casualmente no recibieron ninguna descalificación del tabasqueño, ¡claro! Lo colocaban como indiscutible primer lugar con serias posibilidades de ganar.
No debe olvidarse que en sus anteriores intentos fueron sus propios desatinos los que le hicieron perder la ventaja que había logrado. Tal vez el que más le afectó fue el que tuvo contra el ex presidente Felipe Calderón, a tal grado que a la fecha no logra superarlo. A pesar de insistir que dicha elección se la robaron, nunca pudo comprobarlo. Sin embargo, Calderón le ha funcionado como esparring para distraer a su audiencia.
Tanto Calderón, como el Avión Presidencial, el caso Lozoya, o lo que se le presente, le funcionan al de Macuspana como cortinas de humo para no tener que enfrentar lo que es realmente importante. Nos encontramos en medio de una pandemia originada por el Covid-19 que ha provocado a los mexicanos padecer duras crisis, tanto sanitaria como económica.
Y eso es lo que a la mayoría tiene preocupada, pero particularmente la pandemia ha causado graves estragos en la salud pública. Lo que ha derivado de la agudización de otros males que se desatendieron por su atención, y al cambiar del Seguro Popular, tan odiado por el tabasqueño, por un nuevo modelo sin pies ni cabeza que representa el Insabi, las cosas no podrían ir mejor, además, dicho cambio fue sorprendido con la aparición del virus del SARS-CoV-2.
A la fecha se han señalado infinidad de errores cometidos por el gobierno lopezobradorista, pero, para quien hace uso indiscriminado del micrófono todos los días, eso no le afecta, y menos corrige.
Para AMLO la llegada de la enfermedad a México no representaba mayor importancia, lo dejó muy claro, tan es así que además de invitar a abrazarse y besarse y salir a comer a fonditas, su gobierno decidió vender equipo médico a China, que más tarde terminó por recomprarlo a un precio más elevado.
Así, la administración de AMLO se ha caracterizado por gastar de más. El dichoso aeropuerto terminó por costarle a los mexicanos; cuando se trataba de una obra con inversión privada, que contaba con los estudios correspondientes y había sido palomeado por especialistas internacionales, pero, eso no le importó a López, no, lo que él quería era dar un manotazo de autoridad para presumir que ahora es el que manda, y sí, se ha venido apoderando de todo lo que debería hacerle contrapeso.
Pero la habilidad de la forma en la que maneja el golpeteo político no le da como para presumir logros en su gobierno, sin que se desvele la mentira. Su actitud hace presumir que aún se encuentra en campaña, no puede caber la menor duda, desesperado hizo hasta lo imposible para aparecer en la boleta del 2021, utilizando como pretexto la revocación de mandato, para continuar haciendo lo único que sabe, proselitismo.
Al verse impedido con la propuesta de la revocación de mandato, ahora lo intenta de nuevo con otro pretexto: consulta al pueblo bueno y sabio para enjuiciar a los expresidentes. En realidad es un ardid, no servirá de mucho a menos que en efecto, el resultado pudiera ser una sanción del tipo penal. Bien sabe que eso no lo hará, y todo quedará como siempre pasa en sus acostumbradas mañaneras, una sentencia mediática, porque legal, difícil.
Con la intención de la consulta se acomoda de nuevo para aparecer como impulsor de ella, y así poder tomar cartas en el asunto para las elecciones del próximo año, porque es consciente que sin su intervención, es muy probable que pierda la mayoría en el Congreso.
AMLO hace cuentas. Con lo que destina para sus programas sociales y la enorme cantidad de recursos que se soltarán para la compra de voluntades, intenta amarrar las elecciones. Pero no se la quiere jugar; quiere impulsarlas él mismo, porque de no ser así, ya no habrá cuarta transformación.
Por eso, tras la falta de resultados de su pésima administración, ahora declara las remesas como un logro de gobierno, ¡qué descaro!, presumió que han aumentado en 12%, y según “sus cálculos” representan 40 mil millones de dólares, “cifra récord”, festejó el presidente, esto representa, dijo: mas apoyo del gobierno abajo a la gente humilde, a la gente pobre, más remesas que llegan a 10 millones de familias, permite que no haya crisis de consumo, para consumir por lo menos lo indispensable.
Al presidente debería darle vergüenza vanagloriarse de algo que no corresponde al gobierno, y que se trata del fruto del trabajo de quienes se fueron en busca de una mejor vida, porque en su país no la encontraron. Se le olvida que prometió que la gente ya no tendría necesidad de migrar, porque habría más y mejores oportunidades de trabajo en México.
La realidad le tiene la mejor respuesta.
