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@MargaJimenez4
Se ha escrito tanto sobre el presidente, Andrés Manuel López Obrador, que quizá este texto pudiera ser reiterativo, pero el que tenga un espacio que hable, así que aquí vamos: el país, polarizado con el cinturón fajado al límite, no les alcanza para comer a no pocos y miles de familias vestidas de luto, ya sea por la pandemia o por la inseguridad: crisis económica que de acuerdo con el FMI, Fondo Monetario Internacional, se expresa en un Producto Interno Bruto negativo de 9.3 por ciento y una inflación anual del 3.4; crisis sanitaria con más de un millón de contagios y más de 106 mil muertos por Covid; una inseguridad creciente que azota a los mexicanos; la lucha vigorosa de las mujeres contra la violencia de género y el incremento de los feminicidios, y por si fuera poco, la escuela en casa y la Alianza Federalista actuando por su cuenta.
Nuevas leyes, viejas formas, programas sociales para la población más vulnerable, organismos autónomos cancelados, desempleo y el cierre de 15 mil empresas durante 2020, la mayoría de ellas, pequeñas.
Venganzas políticas, descalificación de los medios de comunicación, periodistas e intelectuales, falta de recursos para la ciencia y la cancelación de proyectos empresariales que generarían empleo, han generado un ánimo social listo, lo mismo para la bronca que para la fiesta evasiva, a más de una visión mojigata, vamos, el siglo XIX en pleno: “liberales enfrentados a conservadores” y, sin embargo, el presidente con una aprobación del 63 por ciento y una calificación del 7.1 por ciento, sintiéndolo la gente sincero, cercano y con liderazgo, de acuerdo con la encuesta de De las Heras Demotecnia.
La agenda pública la sigue marcando AMLO como único emisor de una comunicación reiterada, fórmula de comunicólogos y estrategas que sigue funcionando. Las conferencias mañaneras son la herramienta, la estrategia, la cortina de humo a los problemas mayúsculos que se viven en el país; y en el centro de esta complejidad, los mexicanos resisten, tienen fe en sus devociones religiosas y creen que las cosas pueden mejorar milagrosamente, a pesar de que cada día pierden más. Y del México transformado en el primer tercio del gobierno de AMLO, esperanza de muchos: nada.