Teniendo otros datos y cerrado y ciego a señalamientos que de atenderlos le podrían ayudar para la mejor toma de decisiones, Andrés Manuel López Obrador es un convencido de poseer la verdad absoluta -aún y cuando su indudable y leal amigo Alfonso Romo le recuerda todos los días que esa nadie la ha escriturado-, su obstinación y persistencia lo llevan por el camino que él y solo él, bueno o malo, se ha trazado.
Así ha caminado en los dos años de su trompicado gobierno, sentado en la silla que ocupara don Benito Juárez, con la total certeza y convicción de que todo lo hecho y decidido ha sido extraordinariamente correcto. Más luego de que sigue siendo apoyado por el 71 por ciento de los ciudadanos, que alimentan su ego y fortalecen sus ideales para decir que con eso basta y sobra para no cambiar el rumbo.
Sin embargo, como cualquier hombre es falible, en su andar sin reflexionar lo caminado -porque nadie salvo Romo se atreve a decirle verdades- va dejando heridos, abandonados, olvidados, muertos; a rencorosos que se la van a cobrar tarde que temprano, y en su arrogancia y distracción, tiene en las oficinas del Palacio Nacional a verdaderos delincuentes que se supieron colar hasta la segunda oficina más importante de ese majestuoso lugar, para desde las sombras, hacer negocios y ocultar su negro pasado.
Ni el ocupante de esa poderosa oficina, Julio Scherer Ibarra, consejero jurídico de la presidencia, está enterado de que, con uno de sus secretarios, un ex presidiario de nombre Gustavo Nieto Zatarain, al que hasta cuidan cuatro o cinco elementos de seguridad del gobierno federal, está haciendo todo tipo de negocios.
Este personaje Nieto Zatarain, con antecedentes penales por fraude a una organización delictiva del noreste de la república mexicana, fue detenido por la policía ministerial de Guadalajara, Jalisco, el sábado 28 de febrero del 2015, por orden del juzgado décimo tercero de lo criminal en Jalisco, con sede en Guadalajara, con el EXP/015, por el delito de fraude por el equivalente a dos millones de dólares, que según la denuncia respectiva, les robó a los hijos del empresario Jaime Mandujano Eudave, detenido en el aeropuerto de Barajas, de Madrid España, el 31 de agosto de 2014, por el delito de narcotráfico, cuando en México no se le conocía ni se tenía una carpeta de investigación en su contra, y quien entonces sí poseía una empacadora de atún en Mazatlán, Sinaloa, varios barcos de pesca con equipo de última generación, y helicópteros con tecnología de punta para la detección de bancos de atún en el pacífico mexicano.
Este hombre -Nieto Zatarain- que entra y sale del Palacio Nacional como “Pedro por su casa”, les ofreció a esos jóvenes traer de regreso a su padre en un plazo no mayor a treinta días, que por supuesto no cumplió y desapareció con el dinero.
Detenido y procesado en el Penal de Puente Grande, en Jalisco, por cobrar esos dos millones de dólares, desaparecer y no haber cumplido su promesa de traer de España al empresario mexicano Mandujano Eudave, el hoy “íntimo amigo” de un colaborador de Scherer Ibarra, extrañamente fue absuelto y liberado sin fianza, el 10 de agosto del 2015, gracias al amparo 476/2015 que interpuso su abogado, y goza de los múltiples ingresos que le dan los negocios que hace al amparo del poder que daría a cualquiera decir y presumir que es “socio” de quien despacha en una importante oficina del Palacio Nacional.
Aun así y con más procesos abiertos como el que tiene por denuncia del SAT como facturero ref: DOF11.07.2017 (No. -146), Gustavo Nieto Zatarain goza de cabal salud y de la impunidad que le da la cercanía al mayor poder del país, “trabajando” en las sombras con uno de los secretarios de la oficina del consejero jurídico de la presidencia, que ni enterado está de que despacha con el enemigo en casa.
¿O será impoluto y puro y por la “perversidad” de algunos, Nieto Zatarain fue injustamente perseguido, detenido y procesado?
¿Se habrá equivocado el SAT?
¿O Julio Scherer Ibarra estará enterado y hace mutis?
Sea la verdad que sea de este personaje, lo correcto es evitar su presencia y cuidar la imagen del presidente que se dice hombre totalmente honesto y distante de cualquier ilegalidad.
El que sigue detenido, pero ahora en Washington porque fue extraditado para allá vía la Interpol del país vecino, a petición de la Corte Norteamericana, es el empresario Jaime Mandujano Eudave, del que el gobierno mexicano “ignoraba” que se dedicara al narcotráfico, porque como se expone líneas arriba, no había ninguna averiguación previa en su contra.
Al poco tiempo de su arresto en tierras españolas, el hermano de éste, René Mandujano Eudave, fue también detenido y encarcelado en México por el mismo delito.
Y mientras todo esto pasa, Andrés Manuel López Obrador ni se entera ni se preocupa de señalamientos como este porque él está subido en su nube disfrutando que el 71 por ciento de mexicanos lo apoyan y lo impulsan a seguir igual y con eso le basta y sobra.
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