Un inquieto profesor descubrió el ardid y un valiente denunciante destapó el complot de Cambridge Analytica para manipular las redes sociales y las elecciones. Esto y más se puede apreciar en el muy interesante documental The Great Hack ("El Gran Hackeo" o "Nada es privado", en Netflix desde julio de 2019) que trata de la confabulación de la empresa Cambridge Analytica, parte del conglomerado inglés Strategic Communication Laboratories (SCL), un grupo contratista militar y empresa de guerra psicológica fundado en 1990.
Cambridge Analytica fue creada en 2013 como una rama de la casa matriz SCL y usaría la experiencia de esta para la minería y el análisis de datos de la comunicación estratégica en procesos electorales al extraer datos personales de las redes sociales y usarlos para influenciar la votación, en casos como el Brexit y las maniobras en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos del 2016.
Todo el complot se empezó a descubrir en 2015 cuando David Carroll, un profesor universitario radicado en Nueva York, se convirtió en noticia por su disputa con Cambridge Analytica, ya que intentaba recuperar sus datos personales tomados de las redes y que fueron a parar a manos de esa empresa.
Además, el profesor de diseño de medios comenzó a investigar quiénes estarían trabajando con los candidatos. Y se topó con que Cambridge Analytica era uno de los operadores de datos contratados por el partido republicano. La sorpresa no era que los americanos tuvieran los datos de todos los ciudadanos estadounidenses, la sorpresa fue que los tuvieran los británicos.
El profesor Carroll descubrió que la empresa de consultoría inglesa Cambridge Analytica, formada en 2013, se especializaba en la recopilación y en el análisis de datos para la creación de campañas publicitarias y políticas y que recolectó datos de ciudadanos estadounidenses con el objetivo de predecir su personalidad, su comportamiento e incidir en su intención de voto mediante tecnologías para extraer datos y algoritmos secretos y así manipular las decisiones de los usuarios. Para ese fin Cambridge Analytica creó entonces cerca de 240 millones de perfiles. Entre esos datos obtuvo información de más de 50 millones de usuarios de Facebook, los que fueron utilizados ilegalmente para fines políticos, rompiendo el acuerdo con Facebook de que no se utilizarían para ese propósito sino solamente para investigación académica.
Así, en 2018 y luego de investigar toda esta trama, David Carroll reclamó en Inglaterra sus datos a Cambridge Analytica para que fueran devueltos, ya que la compañía pertenecía a Strategic Communication Laboratories (SCL), en el Reino Unido. Ahí saltó a la luz pública el oscuro ardid cibernético con fines electorales, proceso que luego fue acelerado por las revelaciones de un informante, empleado de SCL, que ayudó a crear Cambridge Analytica, Christopher Wylie, y que proveyó evidencia que conectaba la actuación ilegal del Grupo SCL-Cambridge Analytica con Trump, Facebook, los Servicios de Inteligencia rusos, los piratas informáticos internacionales y el Brexit.
En marzo de 2018, dos periódicos (el inglés The Guardian y el New York Times de Estados Unidos) y las noticias del Canal 4 de la televisión británica simultáneamente dieron a conocer los resultados de su investigación periodística conjunta, estimulada por las revelaciones de ese informante canadiense de nombre Christopher Wylie.
El extrabajador de Cambridge Analytica Wylie explicó en una entrevista al diario The Guardian que en 2013 un profesor de la Universidad de Cambridge llamado Aleksandr Kogan desarrolló como un proyecto personal —ajeno a la universidad- una prueba que proponía a los usuarios descubrir su personalidad. Cuando un usuario quería hacer la prueba llamada ¨Esta es tu vida digital¨, la aplicación solicitaba permisos para acceder a su información personal y también a la de su red de amigos. De esta forma, los individuos que hacían la prueba y aceptaban las condiciones para ello estaban proporcionando todos sus datos al desarrollador de la aplicación, al que, a la vez, le permitían recolectar la información de todos sus contactos. Kogan vendió la información que había recabado con su aplicación a la empresa Cambridge Analytica, violando así la política de Facebook.
Llamado a declarar ante el Parlamento inglés y el Congreso Norteamericano Chris Wylie demostró que en los casos de Trump y el Brexit, Cambridge Analytica había desplegado las mismas estrategias manipuladoras, impulsadas con las mismas tecnologías cibernéticas, dirigidas por muchas de las mismas personas, todo bajo la participación encubierta de los rusos.
Sin embargo, en Estados Unidos el fiscal especial de la trama rusa, Robert Mueller, aunque imputó a 12 oficiales de la agencia militar de inteligencia rusa acusados de robar y divulgar documentos de la campaña de la demócrata Hillary Clinton con el objetivo de “interferir” en las elecciones estadounidenses de 2016 y de sustraer información personal de 500,000 votantes, increíblemente consideró que no había pruebas de que sus acciones influyeran en el resultado de los comicios que ganó el ¨republicano¨ Donald Trump.
Más creíble la versión de Chris Wylie en su muy interesante libro Mindf*ck (Manipulador): Cambridge Analytica. La trama para desestabilizar el mundo, publicado en octubre de 2019. Wylie, el brillante denunciante orgullosamente gay, con su cabello rosa (o a veces verde), es uno de los protagonistas principales del escándalo de Cambridge Analytica. Llamado a declarar ante el Congreso de Estados Unidos, reveló que trabajó con Steve Bannon -el peculiar ex asesor de Trump-, que fue socio minoritario junto con el principal socio el multimillonario americano Robert Mercer que era dueño del 90% de las acciones. Wylie afirmó que Cambridge Analytica tuvo contacto con potenciales agentes rusos y que los datos que obtuvo de Facebook fueron utilizados para influir en el voto del electorado americano en las elecciones presidenciales.
Wylie explicó que cruzaron los datos de la prueba de Kogan con la información de Facebook para inferir perfiles psicológicos de cada usuario. Así, Cambridge Analytica logró saber cuál debía ser el contenido, tema y tono de un mensaje para cambiar la forma de pensar de los votantes de forma casi individualizada. Pero la compañía no solo envió publicidad y propaganda personalizada, sino que desarrolló noticias falsas que luego replicó a través de redes sociales, blogs y medios, aseguró Wylie.
"Steve Bannon quería un arma para su GUERRA CULTURAL en América y nosotros se la construimos", dijo Christopher Wylie y sugirió al Congreso norteamericano que citaran a la joven ejecutiva Brittany Kaiser, que era Directora de desarrollo de negocios y el enlace americano con Cambridge Analytica.
La empresa colapsó luego de que se revelara su uso indebido de los datos de Facebook y que tuvo un impacto potencial en la votación en el referéndum del Brexit del Reino Unido y las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
Fuentes periodísticas revelan que buen número de los socios y empleados anteriores, salvo Wylie y Kaiser, han reanudado actividades bajo una nueva empresa de nombre Emerdata con la misma dirección, mismo equipo ejecutivo y misma labor que Cambridge Analytica, aunque dicen que la nueva consultoría se dedica al "procesamiento, alojamiento de datos y actividades relacionadas". La dirigen las hijas del ex inversionista de Cambridge Analytica, el multimillonario Robert Mercer, Rebekah y Jennifer.
En otro artículo le platicaremos de la consultora Brittany Kaiser, destacada protagonista de este complot de la desaparecida empresa Cambridge Analytica. Brittany tuvo que declarar ante el Congreso americano sobre la complicidad de Cambridge Analytica que obligó también al cierre del Grupo SCL y al despido de su Director inglés Alexander Nix.
Ya Steve Bannon se había separado de Cambridge Analytica cuando empezaron los problemas (probablemente su salida de la Casa Blanca como asesor de Trump se debió a la prevención de daños por el escándalo que se veía venir por el destape del complot).
Unos meses después de hacer sus declaraciones ante el Congreso, Brittany Kaiser participó en el documental que recomendamos The Great Hack (El Gran Hackeo o Nada es privado, en Netflix) y a finales de 2019 plasmó sus experiencias en un muy interesante libro: LA DICTADURA DE LOS DATOS, La verdadera historia desde dentro de Cambridge Analytica y de cómo el Big Data, Trump y Facebook rompieron la democracia y cómo puede volver a pasar.