Hace poco, navegando por internet, me encontré el título de un libro: La Imparable Marcha de los Robots, escrito por Andrés Ortega (2016, Alianza Editorial). Y salí a adquirirlo.
La persona que muy amablemente me atendió en la Librería Gandhi, Eugenio Cruz, al encontrarlo y entregarme el libro me interrogó: ¿Ya supo qué hay una robot que quiere tener familia? Francamente, su pregunta me sorprendió, pero rápidamente la relacioné con la Robot Sophia a la que le acaba de otorgar la ciudadanía Arabia Saudita y le dije: debe ser esa Robot de Arabia, que es ciudadana y supongo que se puede casar pero no veo cómo va a embarazarse...y nos reímos a carcajadas como sólo los humanos podemos hacer...todavía.
El 3 de noviembre de este año DigitalMex me hizo el honor de publicar un artículo mío intitulado Nosotros Robots y que si no lo ha leído puede hacerlo buscando el nombre en la sección de Opinión de esta página. Obviamente trataba de robots y anunciaba que la robot Sophia participará el 4 de abril en Jalisco Talent Land, en Guadalajara y escribía yo:
¨Últimamente ha causado sensación la mal llamada robot “Sophia”, una andreide que construyó Hanson Robotics y de la cual Ben Goertzel, Presidente de SingularityNET, diseñó el cerebro artificialmente inteligente. Esta es la primera ¨robot¨del mundo que obtiene una ciudadanía y la misma Sophia ¨en persona¨ agradeció al Reino de Arabia Saudita...¨
Casualmente, un amigo mío y extraordinario escritor (entre otros géneros, precisamente de ciencia ficción), Guillermo Fárber, me envió en estos días un correo electrónico con una conversación de Sophia con su creador, de que a la robot le gustaría en el futuro establecer una familia, tener un hijo y hacer amigos.
Hacia el final de la plática -en una broma seguramente programada por su inventor- éste le preguntó a Sophia: ¿Quieres destruir a la Humanidad? Y ella le contestó: Está bien, destruiré a los humanos. Y terminó el científico diciendo NO, NO, No destruyas a los humanos.
Pero ya no supimos si Sophia lo estaba escuchando, porque hay que advertir que esta robot aprende de la interacción...y tal vez ya está preparándose para desobedecer las leyes de la robótica que más bien son órdenes o mandamientos que se supone que su creador le programa a cada robot (según el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov) y que son:
1 Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2 Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera ley.
3 Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Una cuarta ley, posteriormente redactada, es llamada la ley cero. Esta ley versa así:
0. Un robot no puede dañar a la humanidad, o por inacción, permitir que la humanidad sufra daño.
Según esta última orden, la única situación en la que un robot puede matar un ser humano es si haciéndolo, protege a la Humanidad de un peligro inminente que solo puede ser solucionado eliminando a dicho ser humano.
Cuestiones éticas surgen por montones ante la interacción de estas normas con el obrar humano. Sin embargo, los robots actuales son muy simples para que se puedan incluir estas leyes en sus cerebros o en sus rutinas.
Esperemos que esta robot Sophia no empiece la destrucción de la Humanidad con su visita a Guadalajara el año que entra y más bien haga muchos amigos y escoja México para fundar su familia y tener los hijos que desea.
Aunque por el acelerado ritmo de avance que lleva la robótica no parece que los robots del futuro tengan mucha necesidad de los humanos para reproducirse.
