El gobierno de la 4T se sostiene tan solo de una imagen

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El gobierno de la 4T se sostiene tan solo de una imagen

Domingo, 23 Mayo 2021 03:50 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

A más de dos años del gobierno del presidente Andrés López Obrador las cosas en el país no han mejorado, y no es por causa de la aparición del Sars-CoV-2, el problema tiene su origen desde el mismo inicio del sexenio lopezobradorista.

 

 

La cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México recientemente reconocido, marcó lo que sería el rumbo de la nueva administración. Lo que sucedió después únicamente sentó las bases del alejamiento que empezaba a vislumbrarse del país hacia el resto del mundo.

La imagen del presidente para ese momento ya se encontraba inundada por todos los medios de comunicación y redes sociales; fueron dieciocho años los que López Obrador tuvo para posicionarse en la mente del pueblo mexicano. Actualmente no puede haber algún lugar por más remoto que parezca del territorio nacional que no se conozca al tabasqueño.

Durante el proceso electoral de 2018 ya era el político más conocido, porque además, los espacios de los propios candidatos de su partido Morena en sus distintos territorios no eran tan nombrados como lo fue López; en cada fotografía, en cada publicidad aparecía su imagen, imposible no identificarlo.

López Obrador jugó con la mente de los ciudadanos, exacerbando su coraje y la decepción provocada por anteriores gobiernos. Estas emociones junto con el tradicional rencor del tabasqueño poco a poco se fueron incrustando en el sentir del resto del pueblo, que bien podría presumirse, ni siquiera sabían que fueran tan crudas.

Los errores (que siempre los ha habido), junto con las trampas, la corrupción (que no ha desaparecido) se pusieron en relieve más que nunca, para destrozar lo poco que aún se conservaba de confianza de la gente con la clase política.

 

 

Fue el ofrecimiento de un cambio supuestamente verdadero que volcó la voluntad en favor de López, pero ese ofrecimiento de cambio nunca dejó ver a ciencia cierta sobre qué base mejoraría las condiciones de los ciudadanos, terminando por hacer a un lado todo para centrar la atención única y exclusivamente en lo que en apariencia le había ido mal al país.

Es cierto, México lo tiene todo para poder trascender como nación, para llegar a ser una potencia; los recursos naturales son vastos, la fuerza de trabajo es de las mejores del mundo, hay personalidades destacadas en varios campos del conocimiento. Pero le ha faltado una bien planeada conducción para alcanzar esos niveles.

Pero tampoco lo hay con el presente gobierno, es todo lo contrario, parece más empeñado en destruir, que en hacer algo bien, el líder ha dejado en claro que no le importan las generaciones siguientes, sino las elecciones próximas, y en ellas fija y concentra su estrategia.

Los mexicanos dejaron pasar la oportunidad de descubrir lo que cada uno de los candidatos a ocupar el cargo de presidente de México ofrecía con sus propuestas de gobierno, fueron millones los que desecharon de antemano, sin siquiera escuchar, las que presentaron Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Margarita Zavala, y Jaime Rodriguez Calderón “El Bronco”, pues su decisión ya estaba tomada.

Y así, tristemente, como si de un partido de fut bol se tratase, se echó porras a quien en ese momento encabezaba las encuestas, sin darse la oportunidad de revisar si lo que se proponía tenía la posibilidad de reflejarse en el ejercicio del gobierno. No faltaron los vivas para cuando en cierto momento ante una pregunta seria y arrojada por parte de uno de los candidatos lanzó a López Obrador, a la que sólo atinó a contestar con una cuchufleta, que fue celebrada y que se hizo famosa en redes.

Pero del verdadero contenido de una proyección bien planteada, brilló por su ausencia. El ofrecimiento era uno, repetitivo hasta el cansancio; pero nunca se presentó fórmula alguna para describir la forma en la que se iba a combatir, particularmente ese flagelo que tanto daño ha hecho al pueblo, la corrupción.

Pero entonces, así nada más, sin la obligación de explicar los cómos iba a lograr lo que tanto vino ofreciendo por años, transitó el hoy habitante de Palacio Nacional sin mayor preocupación que formar a su equipo de trabajo. Y continuaron las sorpresas, con la tozudez de elegir con base en un 90% de honestidad y 10% de conocimiento.

Es una verdadera tragedia, ya que se ha demostrado para desgracia de todos lo inútil que resulta esa tonta combinación, porque con ello se ha demostrado que no se puede alcanzar buen puerto con una apuesta tan barata. La línea 12 del Metro es una muestra clara de ello. No es un secreto que los especialistas en sus ramos son vilipendiados por el mandatario.

Pero nada puede ser más importante como proteger lo único que le interesa al presidente, su imagen; lo hace a toda costa, pues es la que sostiene a su gobierno. Por eso es tan importante su presentación mañanera, porque sin ella, quedaría al desnudo su mal gobierno.

López a bordo de esa condición mediática ha impuesto como mecanismo de defensa una puesta en escena diaria, a la que acompañan miles de trabajadores de redes sociales a su servicio, y que le sirven para replicar lo que se les ordena. No es necesario que piensen para lanzar sus ataques, pues no les pagan para eso, pero si para cumplir el cometido.

Pero también se debe aceptar que son muchos los que gustosos se adhieren a la avalancha de reclamos de un pasado que muchos de ellos ni siquiera conocieron, pero aceptan su rechazo y rencor que les atizan, no se dan cuenta, o no quieren hacerlo, que los que hoy gobiernan fueron parte de ese pasado del que se quejan amargamente.

A presumir de muchos de los que hoy se sienten empoderados, la sociedad se encontraba en un letargo, y para ellos, aún sin reaccionar, pero ese pensamiento solo muestra el tamaño de su ignorancia y la manipulación de la que son objeto. No se han dado cuenta que la comunidad, toda, sufrió de aquellos malos gobiernos y en su momento reclamó. Sin embargo ahora, ofendidos, preguntan el porqué no se cuestionaba a los anteriores mandatarios, burda interpretación de una lógica cavernaria que exhibe su limitada imaginación e inteligencia, porque si prestaran un poco de atención descubrirían la verdad por sí mismos. Lo gracioso es que ahora creen que con ellos nació la democracia.

Ahora, para la mayoría que aún defiende al presidente y por tan pobre condición se sienten especiales, no existe la posibilidad de conocer cómo nos hubiera ido si otro estuviera al mando, nunca lo sabremos.

Mientras tanto, la 4t se sostiene tan sólo de la imagen de López Obrador. Nadie puede creer en un reconocimiento mundial por su desempeño, porque no hay nada que presumir, el que sea popular no significa que sea buen gobernante; las pruebas están a la vista, no hay planteamientos claros y la institución es utilizada para perseguir a sus enemigos. La Constitución, las leyes, las buenas costumbres y la decencia hoy más que nunca, están en peligro.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio